Uniendo corazones y tradiciones

—Lyndon.

La helada voz de Raven había congelado el aire. Esa fue la señal que selló la boca de Lyndon. Terrance chasqueó la lengua en voz baja. Esta vez, quizá no sea suficiente con solo otras 20 rondas.

—No llevan mucho tiempo hacerlos. Si no te importa, ¿te gustaría que hiciera algunos para ti ahora?

—¿De verdad?

—...Lyndon.

Esta vez, no solo fueron las palabras las que volaron. También lo hicieron acompañadas de su gélida mirada, que había hecho que Lyndon se sintiera extremadamente amenazado.

—Pero por supuesto, solo si darás los mejores exclusivamente primero al Duque.

Los ojos de Raven estaban bien abiertos ante las palabras de Serafina. Su gélida mirada se disipó de inmediato en respuesta a su inesperada réplica.

—¡Por supuesto!

—Entonces, si me disculpan, iré a preparar el postre.

—...por favor.

—Sí, claro.

Serafina mostró una radiante sonrisa que se asemejaba a la fresca primavera.