Compras...

—¿Estás listo para ir? —preguntó él.

—¿A dónde vamos? —respondió ella con curiosidad.

—Lo sabrás cuando lleguemos —dijo él de manera enigmática.

Serafina no tuvo más opción que acompañar a Raven con sus palabras vagas. Desde el dormitorio, Raven se dirigió directamente al salón que no estaba muy lejos, guiándola suavemente a través de los pasillos familiares de la mansión.

—Este es el salón —anunció él al llegar.

—Así es —confirmó ella.

—¿No dijiste que íbamos de compras? —Serafina inclinó la cabeza confundida. Sin embargo, Raven estaba casualmente abriendo la puerta para ella, su comportamiento tranquilo y confiado.

—¿Eh? —Los pequeños labios de Serafina se separaron en sorpresa. El salón lucía diferente a como lo conocía. Ropas coloridas estaban expuestas en perchas de madera, transformando el espacio en una boutique elegante. La habitación una vez simple ahora era vibrante y llena de vida, los vestidos brillaban bajo la luz suave.