El doctor dudó un segundo, sus ojos yendo y viniendo entre Cuervo y Serafina —Los riesgos son altos —dijo lentamente, como si midiera cada palabra.
—El cuerpo de Madame es frágil, y llevar al bebé a término va a ser difícil. Hay una posibilidad de que las cosas se compliquen... y en el peor de los casos, tanto la madre como el niño podrían estar en peligro.
El rostro de Serafina se puso pálido, pero no se inmutó —¿Qué podemos hacer para darle a este bebé la mejor oportunidad? —preguntó.
El doctor suspiró, juntando sus manos —Descanso, Madame. Descanso total. Sin estrés, sin esfuerzos físicos. Mantendremos un control estricto sobre su condición y le prescribiré algunos medicamentos para ayudar a fortalecerla. Pero más allá de eso... está en manos del destino.