Punto de vista de Dominick
—¡Me estás lastimando, Dom, suéltame! —lloró ella, tratando de alejarse.
—¿Sol? —levanté una ceja con sospecha—. Eres Sol, ¿verdad?
—¿Qué quieres decir? Soy yo, Luna.
—¡Mentira! —grité, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba—. Luna no me llama Dom. Luna no usa palabrotas, y ciertamente no le gusta llevar lencería, ni siquiera cuando se lo supliqué.
—Solo quería sorprenderte esta noche —hizo pucheros antes de arrancar su mano—. ¿Por qué me haces esto? Mira, aquí —señaló su cuello—. ¿Ves un chip ahí?
—Me reí oscuramente, sacudiendo la cabeza—. De verdad eres increíble, Sol. Todos le llaman el dispositivo; somos los únicos que lo llamamos chip. Y recuerda, todos piensan que está ubicado en tu mano izquierda, no en tu maldito cuello.
—Ella dio un paso atrás, respirando pesadamente—. Puedo explicarlo, Dom.
—Me acerqué a ella, agarré su brazo y la sacudí con fuerza—. ¿Dónde está el jodido chip, perra malvada? ¿Por qué te lo quitaste?