Inei frunció un poco el ceño, tratando de recopilar toda la información sobre la historia de la alquimia contada por la mujer frente a el.
Su expresión era duda, llena de dudas.
Dudas las cuales Scathath estaba dispuesta a responder.
—Entonces... ¿Cuántos niveles de poder de alma existen a día de hoy?—. Preguntó Inei cruzando los dedos frente a su cara.
Scathath con una sonrisa respondió:—Actualmente el rango más alto que puede alcanzar un alquimista es 9—.
—¿¡9!?—. Repitió Inei con ojos muy abiertos, se rasco la frente y miro a Scathath pensativo. "Esta vieja... Con su conocimiento no puede ser débil...¿Verdad?". Pensó analizando la figura espectral de Scathath.
Ella por su parte notando la mirada del chico sonrió orgullosa y dijo. —Pareces bastante curioso mocoso jaja, si bien no voy a revelarte mi rango de poder, puedo decirte que soy una alquimista de rango 8—.
Inei trago fuerte, su cabeza cayendo de sus manos, todo eso esto de la alquimia y saber que ahora tiene relación con una mujer así de fuerte. Es muy repentino para el.
Scathath notó la expresión de Inei y no pudo evitar soltar una carcajada.
—¿Te asusta, mocoso? ¿Pensabas que solo era una belleza sin igual?— dijo con una sonrisa burlona.
Inei suspiró, tratando de asimilar todo. La alquimia no era un campo en el que hubiera puesto demasiada atención en el pasado, pero después de escuchar todo aquello, comprendió que subestimarla era un error.
—No es miedo— dijo al fin, mirándola fijamente. —Es más bien… incredulidad. No imaginé que un alquimista de rango 8 estuviera atado a un anillo en mi poder.
Scathath se cruzó de brazos con una expresión juguetona.
—Oh, créeme, mocoso. Hay razones de sobra para que haya terminado en ese estado. Pero eso es una historia para otro momento. Ahora dime, ¿Qué piensas de la alquimia?
Inei guardó silencio por unos instantes. No podía negar que le intrigaba. El hecho de que los alquimistas pudieran moldear el fuego de una manera que los cultivadores ordinarios no podían, sumado a la importancia de las Llamas Eternas, hacía que todo aquello sonara como un camino distinto de poder.
—Interesante— murmuró finalmente. —Nunca había pensado en la alquimia como algo más que refinamiento de píldoras y medicinas, pero ahora veo que es algo mucho más grande.
Scathath asintió.
—Lo es. Pero también es un camino arduo.
Muchos alquimistas se estancan porque creen que solo necesitan una llama fuerte y un conocimiento extenso. Pero en realidad, el factor más importante es el alma.
—¿El alma?— repitió Inei.
—Sí— dijo ella. —Mientras más fuerte es tu alma, más control tienes sobre el fuego. Si deseas convertirte en un verdadero alquimista, primero debes fortalecer tu alma, y luego encontrar la llama que te acompañará en tu camino.
Inei apoyó un codo sobre su rodilla y descansó el mentón en su mano.
—Y digamos ¿Qué pasa si uno ya tiene una Llama Eterna o una llama normal muy poderosa, pero su alma no es lo suficientemente fuerte?
Scathath soltó una risa ligera.
—Esa persona será devorada por el fuego.
El ambiente se volvió pesado tras esas palabras. Inei sintió un escalofrío recorrer su espalda. No importaba qué tan fuerte fuera un cultivador, una Llama Eterna no era algo que pudiera tomarse a la ligera.
—Mocoso— dijo Scathath de repente, mirándolo con interés. —Dime, ¿Quieres ser mi discípulo y aprender alquimia?
Inei se quedó en silencio. Nunca había considerado esa posibilidad antes. Su camino siempre había estado enfocado en la cultivación, en volverse más fuerte para no defraudar los ideales de sus padres. Pero… ¿y si la alquimia podía brindarle un poder que ni siquiera la cultivación tradicional podía otorgarle?
Apretó los puños y levantó la mirada.
—Si me hace más fuerte… entonces sí. Quiero aprender.
Scathath sonrió ampliamente, con un brillo de satisfacción en sus ojos.
—Bien, mocoso. Entonces, prepárate, porque este será un camino infernal...—
Su sonrisa se transformo en una un poco sádica, lo que causo que Inei experimentara un escalofrió mas agudo.
"¿Que clase de entrenamiento tiene preparado esta vieja?".
Scathath, con una sonrisa burlona, cruzó los brazos y lo miró fijamente.
—Pero antes de eso, mocoso, Muéstrame tu fuego.
Inei parpadeó, sorprendido por la petición repentina.
—¿Mi fuego?
—Sí, tu madre solía decir que aquel que naciera controlando el fuego de su familia estaría destinado a la grandeza. Así que veamos si esas palabras significan algo contigo.
Inei frunció el ceño, bajo su mirada hacia sus manos y suspiro.
—No lo he utilizado mucho, ya que no logro controlarlo muy bien...
—No te preocupes, si algo pasa te daré una mano.
Aunque el tono burlón de Scathath no le agradaba mucho a Inei, decidió por confiar en ella, alzo su mano derecha abierta, temblando un poco recogió sus dedos.
*Chispazo*
La mano fue rodeada por un fuego de color naranja claro, incluso la oscuridad de los alrededores, a los cuales la luz de luna no llegaba fue iluminada por la llama del chico.
—Esta cálida sensación...— La expresión de Scathath paso de una burlona a una un poco sorprendida y maravillada por lo que veían. Un poco intrigada ahora, se acercándose a Inei, metió su mano al fuego.
—¡Oye Vieja! ¿¡Qué haces!?— Inei sorprendido grito y alejo su mano encendida del alcance de Scathath.
La mujer aun sorprendida se quedo paralizada un momento, pero luego una expresión de molestia aparecio y le dio un fuerte golpe en la cabeza a Inei.
—¡Vieja tu abuela!— Grito
Inei soltó un gruñido, llevándose ambas manos a la cabeza mientras un cosquilleo de dolor recorría su cuero cabelludo.
—¡Maldita sea! ¿¡Por qué me golpeaste!?
Scathath, aún con los brazos cruzados, lo miró con una mezcla de fastidio y diversión.
—Por idiota —dijo simplemente—. ¿Acaso crees que un poco de fuego va a hacerme daño?
Inei chasqueó la lengua, aún sobándose la cabeza.
—¡No es eso! Pero ¿Quién mete la mano en el fuego de otra persona como si nada? ¡Eres rara!
Scathath rodó los ojos.
—Mocoso, ¿acaso olvidas con quién estás hablando? Yo fui una gran alquimista, mucho antes de que nacieras. He visto más llamas de las que podrías imaginar. Pero la tuya…
Se detuvo por un momento, su expresión tornándose más seria.
Inei sintió que el aire se volvía denso. Scathath no era alguien que se detuviera a reflexionar con facilidad, y el hecho de que lo hiciera ahora significaba que había algo en su fuego que la había sorprendido.
—¿Qué pasa? —preguntó, su tono reflejando una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Déjame verla una vez más, necesito confirmar mis pensamientos—. Scathath, tomo por la muñeca la mano del chico obligándolo a mantenerla alta.
Inei aunque confuso, decidió por hacer lo que la mujer frente a el le pedía.
*Chispazo*
Nuevamente la expresión de Scathath cambio, sus facciones ahora más relajadas, sus ojos grises brillando, y en su pecho, Scathath sentía su corazón latiendo al ritmo de los movimientos de la llama.
—Corazón Carmesí... Pase años buscándolo y resulta que lo tiene tú...
Susurro con un tono encantado, apretando un poco más su agarre sobre el ante brazo del chico.
Inei no entendiendo a lo que se refería Scathath, inclinó la cabeza para poder verla a los ojos.
—Déjame te pongo en contexto sobre esta llama...
Se interrumpió así misma frunciendo un poco el ceño al darse cuenta de algo.
—Señora?
—Vuelve a llamarme 'Señora' o 'Vieja y te aseguro que te entierro aquí mismo.
Dijo con un tono venenoso y asesino, soltó el brazo del chico con rudeza, molesta por la forma en la que Inei se refería a ella.
—Dime 'Maestra' .
Exigió colocando sus manos en su cintura.
—Jaa? Viej--
—¿Mhn?
—Ma-maestra....
Scathath entrecerró los ojos observando lo que Lara ella era una estúpida sonrisa nerviosa, pero decidió no darle más vuelta, así que se dio vuelta y camino de nuevo hacia el borde.
—Existen un total de 150 llamas eternas alrededor del mundo, cada una es única a su forma, esas 150 llamas son la demostración de que aunque tengas imperfecciones, se puede llegar a ser grande.
Inei frunció el ceño, si expresión y el brillo en sus ojos demostraban la duda que tenía ¿Por que Scathath de repente le habla sobre las llamas eternas?
Scathath noto su mirada, entonces con una sonrisa, levantó su mano izquierda.
*Chispazo*.
El aire natural y cálido de los alrededores de repente se volvió frío y algunas flores se congelaron al igual que el pasto.
Inei soltó un suspiro helado, abrazándose a si mismo para tener un poco de calor.
La llama blanca que Scathath había invocado causo todo eso? Nunca había escuchado de una llama helada".
Los pensamientos del chico eran claro para Scathath, quien sonrió orgullosa. —Ubicada en el puesto número 17 del ranking de las llamas eternas, la única que combina el devastador poder del fuego y la tormenta del hielo, la llama eterna, Infierno Gélido.
Inei miró fijamente aquella llama blanca que danzaba entre los dedos de Scathath. Era hermosa y aterradora al mismo tiempo, como un desastre natural contenido en una diminuta chispa. La temperatura a su alrededor seguía cayendo, y la escarcha comenzaba a formarse en su cabello.
—Infierno Gélido… —repitió Inei en voz baja, aún abrazándose a sí mismo. Su mirada estaba llena de incredulidad—. ¿Cómo puede existir algo así? Pensé que el fuego y el hielo eran opuestos, que no podían coexistir.
Scathath soltó una risa ligera, con un brillo burlón en sus ojos.
—Ah, mocoso, es cierto que son opuestos, pero eso no significa que no puedan unirse. Las llamas eternas no siguen las reglas de este mundo. Son entidades únicas, con características que desafían la lógica. Infierno Gélido es el equilibrio perfecto entre lo ardiente y lo helado. Quema tanto como congela, destruye tanto como preserva.
Inei dio un paso atrás, aún sintiendo cómo el aire frío le mordía la piel.
—¿Y tú… puedes controlarla por completo?
Scathath giró la llama en su palma, como si fuera un juguete.
—No diría "por completo". Incluso alguien como yo debe tratarla con respeto. Pero sí, mocoso, puedo usarla sin que me consuma… al menos la mayoría de las veces.
Esa última frase no pasó desapercibida para Inei, quien frunció el ceño.
—¿La mayoría de las veces?
Scathath se encogió de hombros, apretando la llama entre sus dedos hasta que desapareció en una leve explosión de vapor helado. El aire volvió lentamente a su estado normal, y las flores congeladas comenzaron a descongelarse.
—No hay llama eterna que pueda ser completamente dominada. Incluso los mejores alquimistas y cultivadores de la historia han tenido límites. Pero eso es lo que las hace interesantes, ¿no crees? Si fueran fáciles de controlar, no serían dignas de su título.
Inei no pudo evitar tragar saliva. Scathath volvió a sonreír.
—Pero puedo decirte que ya llevo años en los cuales, Infierno Gélido no me ha contraatacado, así que puedo presumir que la tengo dominada... Pero por otra parte.
Un escalofrío recorrió toda la espina dorsal de Inei ante la intensa mirada de Scathath hacia el.
—Tu llama... La llama eterna Corazón Carmesí, la dueña del puesto número 3 del ranking de llamas... Es la única llama en el mundo que puede obtenerse por la sangre desde tiempos inmemoriales.