Acto II — Capitulo 18

El joven en el suelo, sintió que el aire a su alrededor se volvía pesado, sofocante. Una presencia abrumadora lo oprimió con solo existir.

Su mirada temblorosa se desvió de las dos mujeres… y se encontró con una figura imponente de pie detrás de ellas.

Un hombre alto, de hombros anchos, con un porte majestuoso y unos ojos fríos como el acero. Su sola presencia eclipsaba la de todos los presentes.

Nozen Xiay.

Patriarca del clan y el padre de Inei.

—Tsk… —El chico sintió que su lengua se trababa, su cuerpo se tensó de puro reflejo.

Ahora entendía por qué el aire parecía tan sofocante. No era solo su miedo. Era la presión de un verdadero líder.

Xiay no necesitó elevar la voz. Con una calma absoluta, habló:

—Nozen o no, el que ataca a una invitada de mi hijo está traicionando las reglas de nuestro clan.

El chico se estremeció.

¿Una invitada…?

Miró a la mujer en el suelo, la que había tratado con violencia hace apenas unos segundos.

¿Ella… era una invitada de Inei?

—Patriarca, yo… no sabía, yo solo…

Pero su excusa murió en su garganta cuando Xiay dio un paso adelante.

—No te pedí una justificación. —Su mirada se oscureció—. Nozen o no, espero que recuerdes este día como la última vez que te atreviste a comportarte como un vulgar matón.

La frialdad de sus palabras lo hizo encogerse.

Antes de que pudiera pensar en una respuesta, Helana—la mujer que había intervenido antes—dio un paso adelante y le miró fijamente.

Y entonces, él la observó bien. Sus ojos se abrieron como platos, de la sorpresa y el horror.

—Herm-hermana...

Susurro atemorizado de la fría mirada que le daba Helena.

—No tienes derecho a llamarme asi, después de como actuaste.

—Pero her-hermana.

—Pero nada, pude haber sido yo la mujer a la que maltrataste ¿Y luego de que me reconocieras? ¿Que pasaría?

Su mirada severa hizo que el chico se tragara sus palabras. O más bien, nunca salieron y ni su mente podía pensar en algo correcto que decir.

Ya había cometido un error, y uno muy grande que podía costarle su futuro dentro del clan.

Si cometía otra, no sabía que castigo le esperaba.

Por suerte para él.

—Patriarca! Noticias de la expedición!

Un guardia y receptor de mensajes, llegó al patio donde se encontraban y se arrodilló a pocos metros de Xiay.

Se le notaba un poco la sorpresa en los ojos al gran hombre, hace tan solo 6 o 8 horas atrás, su hijo había partido con 14 hombres de elite del clan a una mini expedición a las montañas.

Con la intención de encontrar pistas de estos crecientes bandidos.

Y ahora recibía noticias. Solo esperaba aque no fueran malas.

—Informa.

Ordeno Xiay comenzado a acariciar su barba con curiosidad y expectativa en sus ojos ahora.

El guardia respiró hondo antes de hablar, con la espalda recta y la voz firme.

—Se ha asegurado todo un campamento bandido con bastante mercancía robada, por lo dicho por uno de los bandidos, el campamento es uno de muchos. Además…

Hizo una pausa, como si el peso de la siguiente información requiriera un momento para ser digerido.

—…También se aseguro la libertad de veinte mujeres las cuales están siendo atendidas debido a que han sufrido maltratos por los bandidos. El joven maestro se pondrá en marcha a primera hora para traer a esas mujeres a salvo. También solicitan personal para mover la mercancía de forma segura.

Un murmullo se extendió entre los presentes.

Helana entrecerró los ojos.

Yeryn apretó los puños.

Xiay, en cambio, permaneció en completo silencio.

Pero la ligera tensión en su mandíbula delató su molestia.

—¿Que pasa con los bandidos? —preguntó con frialdad.

El guardia levanto un poco la mirada, buscando la forma de explicarlo.

—En la carta se informa que tomaron de rehenes a un total de 33 bandidos y se eliminaron 52, pero su al parecer lider, escapó.

Xiay asintió llevando sus brazos a su espalda, analizando la información.

—Conociendo a Rei, si mi hijo le dió la orden de interrogación, una vez obtenida la información. Rei matará a los bandidos restantes...

Susurro levantando su mirada hacia el cielo nocturno. Las estrellas brillaban más que otras noches.

Entonces Xiay noto un movimiento cerca de el, y bajo la mirada.

La mujer anteriormente agredida por su sobrino se acercó buscando la oportunidad de hablar.

—¿En el reporte se dice algo acerca de las hijas de nuestra invitada.?

Preguntó entendiendo lo buscaba la mujer, ella sonrió y dirigió su mirada hacia el guardia con expectativa y emoción.

—Dentronde las veinte mujeres, solo dos son jóvenes el resto son mujeres ya maduras...

Dijo, aunque no era lo que ella buscaba, su corazón se calmo con la mención de dos mujeres jóvenes.

—Eso es suficiente, ahora. Ayúdame enviando una carta a la subasta Miller, si la mercancía que se perdió es de ellos, nos ayudarán a rebajar la carga. Para mañana cuando llegue mi hijo un grupo partirá a ayudar.

Con la nueva orden dada, el guardia se despidió después de hacer una reverencia.

—Ahora estoy de buen humor, por lo tanto.

La mirada de Xiay se dirigió al joven de cabello negro aún en el suelo. Cerca de helena.

—Nozen Yin, tu castigo por quebrantar una de las reglas del clan, sera dicho después de la próxima luna llena. De momento toda actividad que realices dentro del clan se duplicará a partir de mañana. Llevenselo.

Yin apenas pudo asimilar la sentencia cuando sintió un escalofrío recorrer su espalda.

No era solo el peso de las palabras del patriarca, sino el hecho de que su destino estaba sellado.

No importaban sus excusas, o si posición dentro del clan.

Nozen Xiay había hablado, y nadie en su sano juicio desafiaría su decisión.

—Sí… sí, patriarca… —susurró Yin con voz quebrada, inclinando la cabeza.

Helana observó a su pequeño hermano con desdén antes de apartar la mirada, ya no interesada en él.

Yeryn, por su parte, soltó un suspiro, aún con el ceño fruncido.

El ambiente permaneció tenso hasta que Xiay hizo un gesto con la mano.

—Retírense.

Los guardias no dudaron en obedecer. Yin fue llevado a rastras por dos hombres del clan, y los demás espectadores que se habían reunido en el patio empezaron a dispersarse.

La mujer de cabello negro, tenía mirada fija en el suelo, como si su mente estuviera atrapada en otra parte.

Xiay la observó de reojo.

—Si esas dos jóvenes son las que buscas, pronto sabremos.

Ella asintió soltando un suspiro, Xiay se acercó más a ella.

—Ahora que lo pienso...No conozco tu nombre... ¿Serías tan amable de decírmelo?

Ella levanto su cabeza, observando los ojos grises de Xiay.

—Mi nombre, es Sunzei... Perdón por no haberme presentado antes, patriarca.

—Sunsei...

Repitió Xiay analizando el nombre de la mujer.

—Ese es un nombre con mucho significado.

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En las montañas. Un destello de luz azuleja aparecía y desaparecía a una velocidad extraordinarias.

Inei estaba probando la técnica, buscando la forma de modificarla y aplicarla de manera precisa para futuras ocasiones.

Cada vez que aparecía, lo hacía enfrente de una bestia de mana, probando un ataque sorpresa.

No las mataba, solo probada la velocidad de reacción entre las bestias y sus movimientos.

"Hmm, se siente demasiado extraño moverme a esta velocidad, siento que mi mente reacciona después de que me mueva".

Pensó Inei deteniéndose para mirar sus extremidades.

—Eso no es mucho problema.

La voz de Scathath sonó y ella apareció al lado derecho de Inei.

—Maestra, supongo que tienes alguna solución.

—Por supuesto mocoso, te voy a enseñar a unir tu Arcam con tu Rekien, así cuando te muevas, tu cuerpo y mente estarán más que conectados.