Mientras sus ojos escaneaban las palabras, su expresión se volvía más seria. Levantó la mano, señalando el fin de la discusión actual.
—Señoras y señores, disculpen un momento —dijo el Mago-Varita Alaric, levantándose de su asiento—. Debo atender asuntos urgentes. Esta reunión se aplaza hasta nuevo aviso.
Las familias empresariales intercambiaron miradas confusas pero acataron, saliendo de la cámara en silencio. Cuando el último de ellos salió, Alaric se volvió hacia el aprendiz.
—Envía un aviso de emergencia y convoca a todos los Magos Supremos para una reunión de emergencia —ordenó—. Rápido.
El aprendiz hizo una reverencia y se apresuró a salir. Alaric se dirigió a una sala lateral, una cámara más pequeña pero igualmente ornamentada reservada para las reuniones privadas del Consejo Supremo. Los aliados cercanos al Mago de la Varita llegaron temprano, cada uno entrando con una mezcla de curiosidad y preocupación.