Jasón, Mama y Ryon Lionheart observaban en silencio atónito mientras Kent revelaba su verdadera forma en el campo de batalla. Sus ojos no estaban fijos en la forma física de Kent, sino en los Guanteletes Nimbus que cubrían sus puños.
La mera vista de estos guanteletes les enviaba un escalofrío por la espina dorsal, trayendo recuerdos de una matanza inimaginable. Eran las armas de una leyenda, el Supremo Puño Magus, quien una vez había aniquilado a sus ejércitos, dejando sus fuerzas destrozadas y quebradas.
La mente de Jasón retrocedió a aquel día fatídico, el día cuando el Supremo Puño Magus, mató a cientos de miles de su ejército con las manos desnudas.
La vista de los Guanteletes Nimbus ahora, en las manos de Kent, era como un espectro de una pesadilla resucitado ante sus ojos. El trauma de aquella derrota pasada persistía en sus pensamientos.