¡Al lugar de nacimiento!

La noche en la residencia de la familia Ron era tranquila, pero cargada de emoción. Kent pasó sus últimas horas con cada una de sus chicas antes de su partida. Cada una de ellas ocupaba un lugar especial en su corazón, y con cada una, él compartía un vínculo único que iba más allá de las palabras.

En las cámaras con poca luz, Kent pasaba de habitación en habitación, dedicando tiempo a cada chica en privado, dando promesas, tomando votos y ofreciendo guía.

Con algunas, había abrazos prolongados llenos de palabras no dichas, mientras que otras compartían tiernos besos, sellando su conexión antes de que se fuera. Algunas compartían momentos de pasión, la llama eterna del amor y el deseo ardía con brillo en el corto tiempo que estuvieron juntos. Las emociones estaban a flor de piel, pero Kent permanecía tranquilo, su fortaleza les aseguraba a todas que esto no era un adiós para siempre.