Los murmullos inquietos de la multitud cayeron en un profundo silencio. La atención en el vasto estadio se desplazó hacia los tres Jueces Reales sentados sobre sus tronos, cada uno sosteniendo un cetro dorado.
Todos los ojos estaban puestos en los jueces, esperando el veredicto que moldearía el orgullo de las familias Frost y Doom.
Según la tradición de la Corte Real, después de escuchar los argumentos de ambos lados, los jueces compartirían sus opiniones, después de eso, las cabezas de las familias de cresta emitirán su voto final. El estadio de la corte, que hace unos momentos había estado lleno de comentarios ruidosos y debates acalorados, ahora se sentía como un vacío—silencioso, frío y tenso.
El juez de la derecha se puso de pie primero.