MAR OSCURO…
La atmósfera se volvió pesada, cargada con una energía tan profunda que hizo temblar a los dioses mismos. El sabio tántrico permanecía quieto, su forma comenzando a hincharse con un resplandor que trascendía la divinidad.
Lentamente, su tamaño aumentó, su cuerpo estirándose hacia el cielo, perforando las nubes, hasta que parecía alcanzar el mismísimo firmamento. Su mera presencia irradiaba tal poder divino que incluso los dioses abajo inclinaban sus cabezas en reverencia.
Kent, quien estaba delante del sabio, de repente se encontró levitando, siendo elevado suavemente por una fuerza invisible. A medida que ascendía, la luz del sabio tántrico se volvió insoportable.
Kent cerró los ojos instintivamente, protegiéndose del brillo. A su alrededor, el mundo parecía disolverse, dejando solo una expansión infinita de luz dorada.