—Entré en la mansión como una tormenta directo a mi habitación, evitando el rostro de Maximus. Sabía que había arruinado su estado de ánimo, podía notarlo.
—Pero no sabía a dónde quería que fuera, y si alguien se enteraba, comenzarían a difundir rumores. Mi madre se volvería loca y probablemente me echaría de aquí.
—Necesitaba este lugar para quedarme. Y después de cómo actué con Norman, estaba segura de que él también querría que la chica loca se fuera.
—Mirando mi reflejo en el espejo del baño después de una ducha, no pude evitar que las lágrimas se acumularan. Había momentos en que hablaba conmigo misma sobre esa noche.
—Muchos escenarios pasaban por mi cabeza. En uno, nunca salía a celebrar mi cumpleaños con Altan. En otro, no me hice amiga de Altan, ni acepté su propuesta. Y estaba el donde mi padre llegaba a tiempo para luchar contra los malos alfas.
—Tantas posibilidades, pero ninguna de ellas era real. La dura verdad era con la que tenía que vivir.