El Fuego Que Nos Forja

Caleb miró cuidadosamente a Sofia, observando cómo le devolvía la mirada.

—¿Ascua Ardiente se ha unido con Otoño? —preguntó, manteniendo su tono neutral.

Sofia sonrió.

—Así es —respondió.

—¿Es esto otra prueba? —gruñó Caleb—. ¡Di lo que quieres decir!

Ella sonrió de nuevo.

—Dos semanas después de que el nuevo Alfa de Invierno fuera investido, Otoño continuó reclutando —continuó Sofia—. Algunas manadas dijeron que no, otras que sí, algunas fueron traicionadas. ¿Seguro que ya sabes lo que les pasó a la mayoría de ellas?

Caleb apretó la mandíbula, pensando en el ataque a Verano.

—Se acercaron a Ascua Ardiente y le ofrecieron la misma opción que al resto. Unirse con Otoño contra Verano e Invierno, dar al Alfa Tomas el derecho de controlar todos los lobos dentro de la manada como si fueran suyos —explicó Sofia.

—¿Por qué aceptarías eso? —preguntó Caleb.

Sofia se inclinó hacia adelante.