—¿A dónde vamos? —exigió Ashleigh.
Habían conducido más de una hora fuera del territorio de Verano y después abandonaron el coche junto a los árboles, justo al lado de un camino de tierra. Luego caminaron otra milla a través del bosque.
—Ya casi llegamos —respondió Alicia.
—¿Dónde es ahí? —preguntó Ashleigh.
Ella miró a su alrededor pero no vio estructuras, campamentos ni asentamientos. Dondequiera que miraba, solo había más bosque.
—Esto es una trampa.
—Ella quiere matarte.
Ashleigh cerró los ojos y apretó la mandíbula. Las voces se estaban haciendo más fuertes. Su padre las había alejado por un corto tiempo, pero ahora casi gritaban en su mente.
—¿Qué pasa?
Ashleigh abrió los ojos y miró hacia arriba. Alicia la observaba fijamente, con una expresión curiosa en su rostro.
—¿Qué?
—¿Qué es lo que estás escuchando?
—¿Qué?! —Ashleigh gritó sorprendida—. ¿De qué hablas?
—¿Lo sabe Axel? ¿O Caleb?
—¿Saber qué? —Ashleigh gruñó.