Hola, Ashleigh

—Ashleigh, eres única entre tu manada y todos los demás hombres lobo. Solo hay tres más como tú en todo el mundo —dijo una voz.

—Tu padre, tu hermano y tu compañero —continuó otra.

Las voces estaban amortiguadas. Ella podía oír las palabras, pero apenas.

—Esa es la razón por la que vine. Necesito saber, ¿quién es mi compañero? —fue su propia pregunta, clara y directa.

Esa pasó claramente. Era su voz, sus palabras.

—Te diré la respuesta, pero también debo decirte algo más. Algo que tendrás que olvidar —era la voz de Lian.

Ashleigh abrió los ojos. A su alrededor, vio la habitación donde había conocido a Lian por primera vez. Oscuros tonos de azul en las paredes, retazos aleatorios de blanco y plata. Un cielo nocturno pintado en las paredes a su alrededor, y sobre ella, la luz de la luna siempre brillaba intensamente.

Al mirar hacia abajo, vio que llevaba un vestido azul pálido, suave y fluido como un camisón. Su cabello estaba atado en una trenza suelta sobre su hombro.