—En todos sus años como la Luna del Invierno, incluso como nómada, Corrine nunca había visto nada igual a los caídos.
—Estos monstruos se movían con rapidez, inteligencia y ferocidad.
—Cuando el grupo surgió de entre los árboles, sabía que eran diferentes. Pero no fue hasta que trabajaron juntos y mataron a dos de sus valquirias que comprendió cuán diferentes eran.
—Ordenó a sus fuerzas restantes permanecer juntas, trabajar en parejas para repeler la nueva amenaza. Era una estrategia sólida, pero una para la que los caídos estaban preparados.
—Mientras las valquirias se dividían en parejas y se enfrentaban a sus objetivos, el caído particular que parecía liderar al resto levantó la cabeza y emitió un aullido fuerte. En cuestión de momentos, una oleada de lobos feroces brotó de los árboles, pasando junto a las valquirias ya distraídas y dirigiéndose directamente a las puertas de la Zona Segura.