Karma modo de transición ( cap 16 )

El Zorath hacía aparecer y desaparecer los muros, una y otra vez, moviendo sus manos como si estuviera dirigiendo una orquesta macabra. Todo esto lo hacía con una sonrisa de satisfacción y éxtasis en su rostro. La sangre que salía del cuerpo de Morgan manchaba todo a su alrededor. Fue en ese preciso momento cuando el Zorath levantó ambas manos hacia el aire y, con una voz cargada de gozo, exclamó:

-¡Es hora del gran final!

Una vez más, impulsó el cuerpo de Morgan hacia arriba con gran fuerza, pero por encima de él ya había aparecido otro muro, rápido como una tormenta, viniendo hacia él con inmensa velocidad, golpeándolo con aún más furia. Morgan fue regresado al suelo con una fuerza absurda, y debajo de él, otro muro lo esperaba con cuatro espinas afiladas, listas para recibirlo. Y así fue… El cuerpo de Morgan fue atravesado por esas espinas, incrustando su carne en el muro.

El Zorath, con una expresión de delirio en su rostro, levantó el muro que tenía a Morgan incrustado en él y lo puso de pie, acercándose lentamente. Examinó su cuerpo con una fascinación macabra, como si estudiara una nueva y única especie.

-Debo decir que me sorprendiste al principio, pero bueno… este resultado era inevitable.

(Dijo el Zorath con voz fría, casi desinteresada.)

-Aún tengo dudas sobre qué hacer contigo... Definitivamente eres una criatura extraña... ¿Qué debería hacer contigo, eh?

(Dijo el Zorath de manera grotesca y casi infantil.)

De pronto, la mirada del Zorath se posó en la sangre que caía del cuerpo de Morgan. Un destello de curiosidad brilló en sus ojos. Lentamente, acercó su rostro al costado de Morgan e inhaló profundamente.

Al hacerlo, el Zorath dio un salto repentino, perdiendo el equilibrio. Cayó al suelo. Su rostro estaba ruborizado, sus ojos desorbitados, y empezó a jadear como si algo lo hubiera consumido por dentro entrando en una faceta de éxtasis total.

-¡Este olor! ¡Este olor!

(Dijo el Zorath entre jadeos, casi incapaz de contenerse.)

-Jamás, jamás había olido algo como esto.

Se levantó con dificultad y trató de acercarse nuevamente a Morgan, pero algo había cambiado en su actitud. Ahora, mantenía una distancia como si Morgan fuera algo prohibido, algo casi divino.

-Nosotros... todos nosotros olemos igual. Nuestra sangre tiene el mismo olor, sin importar nuestra raza. Solo la raza humana tenía un olor distinto, un olor... delicioso, exquisito para nosotros. Pero tu sangre... ¡Tu sangre tiene un olor tan... tan dulce!.

El Zorath extendió su mano, intentando tocar a Morgan, pero, de inmediato, la alejó, como si lo que tocaba fuera peligroso algo prohibido para el.

-¡Tan dulce!

(Dijo el Zorath en un susurro, como si hablara consigo mismo.)

-No, no... Madre debe probar esto primero. Nadie más que ella debe probar esto primero.

(Dijo el Zorath mientras luchaba consigo mismo y con su deseo.)

-Pero... pero es tan irresistible...

El Zorath se acercó a uno de los brazos de Morgan y, nuevamente, inhaló profundamente, entrando en un éxtasis total.

- Sé que no debo, pero,pero...solo un poco... Solo será un poco.

(Dijo el Zorath excitado, mientras jadeaba sin control.)

Abrió su boca lentamente la baba se escurría de su boca, extendiendo su lengua hacia el brazo sangrante de Morgan, pero cuando estaba a punto de probar su sangre, la cola de Morgan se movió rápidamente, atrapando su brazo con una fuerza brutal. Sorprendido, el Zorath levantó la mirada y vio a Morgan. Él, con una sonrisa terrorífica en el rostro, dijo, con voz fría y aterradora:

-Te atrapé.

De forma grotesca, Morgan se separó de las espinas que lo habían atravesado y, con un salto feroz, se lanzó sobre el Zorath. Ambos cayeron al suelo, pero Morgan se subió rápidamente sobre su espalda y, con una terrible precisión, le hizo una llave al cuello, apretándolo con toda su fuerza.

El Zorath comenzó a sentir cómo el aire le faltaba, y con desesperación, intentó quitárselo de encima, usando toda su fuerza. Pero la fuerza que ejercía Morgan era demasiada.

-Sabes, es cierto que el ser humano, en términos físicos, es débil... pero si lo llevas al límite, si lo acorralas hasta que sienta que su vida está en peligro... habrá una descarga de adrenalina que lo hará hacer cosas imposibles. Se aferrará a la vida a toda costa, sin importar el precio. Y tú, has llevado este cuerpo al límite, donde luchará por su vida hasta el último segundo por prevalecer.

(Morgan habló con una mirada terrorífica mientras le costaba respirar debido a la presión.)

-Así que, dime... ¿quién caerá primero? ¿Me quedaré sin fuerza antes de que te asfixies, o serás tú quien se asfixie antes de que me quede sin fuerza? No lo sé... Pero, hay que averiguarlo.

El Zorath, aterrorizado, vio la mirada de Morgan, y al intentar usar su única mano libre para atacar la herida que tenía en su costado, vio que ya no había herida, ya no había rastro de sangre.

Morgan, con una sonrisa malévola, comenzó a reír maníacamente.

-¡Jajajaja!

(Dijo Morgan con una risa orgullosa.)

-Sé lo que querías hacer... pero esto es cortesía de mi especie. La cual es capaz de regenerar órganos dañados...

(Dijo Morgan sonriendo orgulloso)

El Zorath, desesperado, gritó de furia e impotencia. Su grito resonó con tal intensidad que heló la sangre de los humanos ocultos en los establos, quienes observaban con horror la batalla de estás dos bestias salvajes. Fue en ese momento que el Zorath gritó con toda su fuerza:

-¡KARMA! ¡MODO DE TRANSICIÓN!

Y entonces, Morgan y el Zorath fueron tragados por la sangre que cubría el suelo. La mano del Zorath comenzó a brillar con un rojo intenso. El tatuaje en su mano cambió de forma, expandiéndose hasta formar un cubo, con formas extrañas y grostecas saliendo de sus caras.

Morgan, soltó al Zorath y saltó rápidamente, mientras el cuerpo del Zorath se hundía por completo en la sangre. Esa misma sangre se levantó, formando un cubo perfecto alrededor de ellos.

Morgan miró a su alrededor, pero la oscuridad era absoluta. Solo escuchaba una voz distorsionada que hacía eco por todas partes.

-Karma, modo de transición... ¡sarcófago eterno!

Fin del capítulo.

Próximo capítulo: "Aquél que ve sin usar los ojos."