“3/4 DE DESTINO” [PARTE 3]

—Tú eres Kaito, ¿no? —preguntó el Demonio de Hierro.

En ese momento Kaito pensó: "¿Conoce mi nombre?" "¿Es una de esas personas que mencionaba Ryu?"

—Sí, ¿qué quieres de mí? —preguntó seriamente mientras cubría a Rin.

—Me contrataron para matarte. Así que, si no quieres que alguien más salga lastimado, ríndete, porque eres mi único objetivo.

—¡Kaito tienes que huir! él no es un Demonio de Hierro normal, ¡es de alto rango! —dijo Rin alterada.

—¡¿De alto rango?!

—Sí, aquellos de alto rango se caracterizan por tener más extremidades cambiadas, volviéndolos de alguna manera capaces de usar su magia única en el clan, "Manipulación de metal" —explicó llena de miedo.

Alrededor de Kaito había unas pocas personas, pero rápidamente huyeron de la escena.

—¡Kaito! ¡vamos! ¡Tenemos que huir! —dijo Rin.

—Sí… Ahora…

Mensaje de "Deja Vu": "Evento obligatorio, resiste tres minutos".

Justo en ese momento sin poder terminar de hablar, Kaito sintió que su corazón se iba a escapar de su pecho y empezó a vomitar sangre.

—¡Kaito! ¿Qué sucede? —preguntó preocupada acercándose a él que estaba en el suelo.

—Huye tú, Rin…

—¿Qué dices? —preguntó confundida.

—¡Amaru usemos la dominación!

El muchacho no recibió respuesta de la dragona…

—¡¿Amaru?!

El joven se empezó a preocupar, al no recibir respuesta alguna de la dragona.

—¿Qué sucede ahora? ¡¿Por qué no responde?!

—Kaito…

—Rin… ¿Sigues aquí? ¡Te dije que te fueras…!

—¡Lluvia de cuchillas! —dijo el demonio de hierro, mientras invocaba varios trozos de metal afilados que lanzó hacia Rin.

—¡Cuidado, Rin! —dijo Kaito, lanzándose hacia ella, y recibiendo un ataque en el brazo artificial y otro en la espalda mientras ambos cayeron al suelo.

Kaito empezó a sangrar y su brazo artificial había dejado de funcionar.

—¡Ahh! no de nuevo… duele…

—¡Kaito resiste! —dijo Rin mientras lo sostenía.

—Por favor, niña… Déjame matarlo… —dijo el sicario.

—Maldito…

—¿Mmm? —reaccionó el sicario de metal.

Los ojos del dicho asesino mostraban indiferencia y una gran frialdad, como si estuviera completamente acostumbrado a esto.

—¡¿Cómo te atreves a lastimar a mi amo, maldito?! —exclamó con ira Rin, y luego recitó —Apertura de maná de Neoma… Cadenas de la esclava…

De los brazos de Rin se iluminaron unos agujeros de un brillo azul, del cual salieron cadenas usando su maná.

"Cadenas de la esclava" es la magia única de Rin. Le permite materializar su maná. Sacando cadenas de cualquier parte de su cuerpo y controlando dichas cadenas a voluntad.

Durante un minuto completo intercambiaron golpes; sin embargo, la criada temblaba de miedo, ella se limitó a bloquear con la esperanza de que alguien llegase a ayudarlos y se preguntaba: "¿Por qué no hay caballeros?", "¿Qué está sucediendo?".

—¡Atadura! —gritó Rin, atrapando al Demonio.

Las cadenas sonaban fuerte a la vez que ella, tiraba con fuerza de estas mismas. Sin embargo…

Sin dificultad alguna el demonio rompió las cadenas.

—¡¿Ah?! —reaccionó Rin espantada.

Una de las múltiples cuchillas impactó en la palma de Rin y ella llena de dolor y miedo, se tiró al suelo a llorar.

—No puedo… No puedo…

—¡Ahora será tu fin! —dijo el sicario acercándose a ella, la observó desde arriba y finalmente lanzó sus cuchillas.

Justo en ese momento Kaito estaba tirado atrás de Rin, pero en un instante, unas llamas, aunque eran pocas pasaron de atrás hacia delante de ella. Era Kaito que rápidamente cubrió a Rin, recibiendo todas las cuchillas en el brazo artificial.

—No la tocarás... —susurró Kaito, con unas llamas a su alrededor.

—¿Qué? —preguntó el demonio, con un tono algo preocupante.

—TE DIJE… ¡QUE NO LA TOCARÁS!

Ryu/Kaito, elevó la voz y sus ojos parpadearon entre rojo y negro, con una mirada llena de ira.

A Kaito lo rodeaban unas pocas llamas, y sus ojos se habían vuelto rojos, estaba claro que era Ryu, pero ¿cómo?

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó el atacante.

—Yo… —dijo el joven a duras penas— Yo no sé lo que viviste, lo que sufriste… Decir que lo entiendo, sería una mentira.

En ese instante más sangre salió de su boca…

—¡Deja de hablar! ¡Te vas a lastimar! —dijo Rin.

—Ya estoy lastimado… —dijo Kaito devolviéndole una sonrisa— Esta no es la forma de hacer las cosas… Pero es como he hecho las cosas desde el inicio "huir", por eso…

Como su brazo izquierdo ya estaba dañado, no le costó nada arrancárselo, sin sufrir mucho dolor. Sosteniendo el susodicho "Brazo maldito" con su mano derecha.

—Renunciaré a mi brazo… Para que no puedas odiar ni una parte de mí…

Rin con sus rojizos ojos vio caer lentamente el brazo hacia el suelo, hasta que se desplomó.

Personas confundirían el sentimiento con el que Kaito tomó dicha decisión con la palabra "Amor", pero no es la correcta. Otros usarían la palabra "convicción"; no obstante, la más adecuada, la que impulsó al joven a llevar a cabo tal acto, se le conoce como "desesperación".

—Amaru estaría en desacuerdo, pero yo creo que fue la decisión correcta —dijo Ryu dominando el cuerpo de Kaito nuevamente.

—¡Te volviste loco! —exclamó el sicario de metal.

Ignorando nuevamente al enemigo, Ryu tuvo la sensación de que lo estaban observando, sensación desagradable… Y pensó: "¿Ya me volvieron a encontrar?" "Bueno no importa, ya comprobé lo que quería".

—¿Loco? Disculpa, pero no significas nada en comparación al otro lunático —dijo Ryu refiriéndose a "Cervantes" — Para este mocoso no significas nada.

Ryu lo miró con esos ojos carmesí con la intención de provocarlo y lo consiguió.

El sicario invocó más cuchillas y las lanzó rápidamente, pero Ryu las esquivo simplemente moviendo la cabeza. De alguna manera, Ryu conseguía que hasta el más loco o el más indiferente se alterase.

—Con este experimento lo he comprobado… Si reescribimos correctamente el contrato, Kaito solo tendrá que depender de nosotros y podremos alejarlo de todas estas basuras… —pensó Ryu.

Las llamas de Kaito aún no se extinguían, pero sus ojos rojos se iban desvaneciendo.

—Tal parece… Que no aguantaré mucho más, pero no importa… Acaba de llegar ese dichoso "Frente frío".

Las llamas se estaban extinguiendo.

—¡Cállate, suficiente de estupideces! —dijo el demonio de hierro, mientras lanzaba alrededor de 20 cuchillas.

Y justo en ese momento se escuchó una voz de fondo.

—¡Magia de hielo! ¡Ventisca de invierno! —recitó alguien.

Esa ventisca hizo que cada cuchilla se desviara, logrando salvar a Kaito. Era un joven que apareció frente a ellos. 

—¡¿Magia de hielo?! ¡¿Quién eres tú?! —preguntó alterado el agresor.

—Mi nombre es Zachari Bell, pero me dicen Zach, "Zach, Aliento de escarcha" —respondió el muchacho.

El joven que estaba ahí no solo llamó la atención de Kaito sino de todos los presentes, ya que era alguien capaz de usar magia de hielo y no solo eso, también tenía ropa muy extraña y similar a la de Kaito.

Llevaba polerón azul con capucha y mangas cortas que dejaba ver las mangas de una polera celeste que llevaba debajo. Su pantalón era gris y sus botines para la nieve eran negros con bordes blancos. Su pelo era como la nieve, con un peinado muy parecido al de Kaito. Tenía unos ojos azules como cristales y en su cuello lucía un colgante con forma de prisma. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era su piel blanca tan pálida como si ya estuviese muerto…

Kaito tenía muchas preguntas, pero no era el momento de hacerlas. Él apagó sus llamas y se dejó caer sobre Rin.

—¡Muy bien hecho amigo, me gusta tu estilo! —dijo Zach refiriéndose a Kaito.

—No sé quién eres, pero gracias. Gracias por ayudar a Rin y a mí —dijo Kaito, aliviado. 

—Aún no me agradezcas, esto no ha acabado —afirmó el joven de hielo.

—¡¿Aliento de escarcha?! —preguntó asustado el demonio de hierro.

—Parece que me conoces ¿eh? —dijo el muchacho con una mirada ganadora.

—No me asustas, ahora mismo te voy a matar —dijo, a pesar de que su tono y mirada no concordaban con sus palabras.

—¡Imbécil! ¿acaso no sabes en qué posición estás? —dijo Zach observándolo con frialdad.

—¡SILENCIO, AHORA MISMO TE QUITARÉ ESA MIRADA DE ARROGANTE! —gritó mientras lanzaba e invoca más cuchillas.

Todas las cuchillas que lanzó a gran velocidad fueron detenidas por nieve que rodeó a Zach sin que tuviera que mover ni un dedo y sin pestañar, ni cambiando su mirada.

—Parece que no… que lastima —dijo Zach mientras cerraba los ojos.

Zach elevó su mano lentamente y recitó —Apertura del maná de Neoma ¡Prisión de cristal! —mientras bajaba su mano hacia el suelo y le salía aliento frío de la boca.

Su hielo empezó a desplazarse por el piso llegando hasta los pies del demonio de hierro, quien se congeló por completo.

—Idiota —dijo el pálido joven cerrando su puño y haciendo que el cristal se rompiera en mil pedazos.

Así acabó con el demonio de hierro en un instante.

Zachari luego se dio la vuelta para ver a Rin y Kaito, pero… Rin actuó a la defensiva, era normal al ver que él fue capaz de derrotar a alguien con tanta facilidad.

—¿Están bien…? —preguntó dando unos pasos hacia atrás y levantando ambos brazos— No te preocupes, no pienso lastimarlos…

—Tranquila Rin… No pasa nada —dijo Kaito.

Rin no se lo cuestionó, además Kaito estaba muy mal herido.

Zach sacó unas vendas de los bolsillos de su polerón e inmediatamente vendó sus heridas. Kaito había perdido demasiada sangre.

—Gracias por ayudarnos, yo…

—No te preocupes —respondió Zachari con una sonrisa.

—Oye… Tu ropa… ¿Eres…?

De la nada Zachari, abrió los ojos como si se hubiera percatado de algo y raudamente logró detener un cuchillo que alguien lanzó en dirección hacia Kaito.

—¡No me percaté hasta el último segundo! —pensó Zachari sorprendido— ¡Prominencia del invierno no sintió nada!

Luego observó el cuchillo y pensó.

—¡Es un cuchillo normal! ¡No tiene nada de maná!

Tanto Rin como Kaito estaban confundidos, pero lo peor estaba por llegar para el "Supuesto héroe".

Del cielo cayó a gran velocidad, pero con suavidad, tal y como una flor, alguien cuyo cabello era hermoso. Su pelo tenía varios colores que brillaban, principalmente naranjo y azul en las puntas, y sus ojos también. La mitad de su boca se encontraba tapada con una máscara que solo permitía ver sus ojos. El resto de su vestimenta era oscura, llevaba una túnica que impedía saber si se trataba de un hombre o una mujer.

Zachari se puso en guardia.

Quien había llegado del cielo, lo miró y dijo:

—Destino…

—¿Qué dijo? No siento maná en su cuerpo… —pensó y luego le preguntó— ¿Quién eres?

—Destino… Soy Destino.

En ese momento Kaito se había percatado de que había algo raro.

—Siento que falta algo ¿Qué es? —pensó.

—Prominencia del invierno —dijo Destino señalando a Zachari— Bendición.

Su voz tampoco permitió diferenciar si era hombre o mujer.

—¿Conoce mi bendición? —se preguntó Zachari.

Luego la persona del cabello exótico señalo a Kaito y dijo:

—Deja Vu…

En ese instante, el muchacho pensó que lo único que le faltaba era esta sensación de no saber a quiénes tenía delante; porque, aunque aún no dominaba bien su bendición, ésta siempre le había dado un leve indicio o impresión de las personas, cosa que esta vez no estaba sucediendo. Sin embargo, pensó que esto se podía deber a la agitada situación que estaba viviendo. 

—Deja Vu… ¡No sientes nada en estos dos! —pensó sorprendido.

Finalmente, Destino se señaló así mismo con la intención de decir algo; pero Zachari la interrumpió lanzando un carámbano cerca de ella, sin la intención de darle, solo de advertencia.

Destino, de la nada, desapareció rápidamente, cosa que a Zachari le preocupó.

—Niña, con traje de sirvienta ¿Cómo te llamas tú y él?

Rin luego de todo eso no sabía cómo actuar, ni pensar, estaba aún un tanto alterada. Era lo normal, luego de revivir sus traumas tan repentinamente. Así que no se cuestionó la posibilidad de que Zachari pudiese ser un enemigo.

—Kaito y Rin…

—Necesito que te lleves a Kaito de aquí…

—¿Cómo?

—La salida Oeste de la ciudad debería estar libre y con carruajes disponibles…. No es seguro aquí.

—No entiendo nada… Kaito.

—¿No te has dado cuenta? Él se desmayó… Parece que la herida era más importante de lo que creía.

Rin se fijó en su amo y efectivamente había perdido la conciencia.

—Yo los cubriré como pueda, mientras salen de la ciudad… ¡Rápido!

Rin perdió de vista al muchacho de cabello blanco. Había desaparecido de un momento para otro.

La chica tomó a Kaito, cargándolo con su espalda, para retirarse; pero recordó que le falta algo "El Brazo maldito" que se encontraba en el suelo. Ella se acercó al brazo y se estremeció. No paraba de temblar, así que contuvo la respiración y rápidamente, con los ojos cerrados agarró el brazo…