II
—¿Entonces por qué no aparecieron hasta el último momento? —preguntó Kaito a Ryu y Amaru.
Él estaba en su habitación recostado, quería saber por qué cuando el "Demonio de hierro" atacó, Amaru no le respondió.
—Ryu me pidió que no hiciera nada, a menos de que te encontrases en peligro —declaró la dragona.
—Diría que estuve a punto de morir… Por favor, no vuelvan a hacerlo —pidió, con tristeza, Kaito.
—Aun así, parece no haberte afectado tanto como la última vez —comentó Amaru.
—¡Por supuesto que no! Aún tengo pesadillas con esa noche.
—Nuevamente tuvimos mucha suerte —comentó Ryu.
—¿Qué quieres decir?
—Quería poner a prueba nuestra conexión, varias veces intenté dominar tu cuerpo, pero no pude hasta que te encontraste en peligro. Nuestros contratos no están bien definidos y el que nuestra conexión supere la distancia, no es algo necesariamente bueno. No conocer cómo funciona nuestro poder, puede darnos un gran disgusto en algún momento.
Y, aunque a Kaito le parecía muy interesante poder escuchar a Ryu, no lograba entender muy bien de lo que estaba hablando.
—Ahora que lo pienso, sigo sin entender muy bien que es eso de los contratos.
—Los contratos, conocidos por otros como "Promesas", son un pacto entre una o más personas; donde el maná juzga nuestras condiciones, requisitos y lo que deseamos, más lo que uno está dispuesto a ceder —explicó Amaru.
—Suena complicado, pero creo que entiendo…
—Los juramentos pueden poner en riesgo la vida, y muchas veces por eso se aplican con algo llamado "Fuerza mayor", para que las personas cumplan su juramento, incluso en contra de su voluntad.
—Eso suena peligroso…
En ese momento a Kaito le surgió una duda.
—¡Espera! Entonces ¿Amaru no infringió el juramento cuando le pedí ayuda?
—No, debido a que nunca usaste las palabras "Dominación Diestro". En ese caso sí hubiese aparecido —comentó Amaru.
Sin darse cuenta, hasta ese momento, recordó las dos veces que Ryu poseyó su cuerpo. Él se había dado cuenta que, a diferencia de Amaru, Ryu era capaz de tomar su cuerpo sin pedirle permiso.
—Ryu, acaso ¿Eres capaz de tomar mi cuerpo cuando quieras? —preguntó sin dudar, a pesar de lo poco que conocía a el dragón.
—Sí, los dos contratos se dieron en situaciones muy diferentes. Cuando hiciste el pacto conmigo estabas en un estado en el que ya parecías haberte rendido.
Kaito se dio cuenta de lo que quería decir Ryu, en pocas palabras era que, a diferencia de Amaru, la cual se dio en circunstancias más ideales, quedó como un pacto con más especificaciones. Sin embargo, con el dragón de fuego, casi le sede su vida por completo. Justo por eso el muchacho estaba aún más seguro de que si Ryu hubiera querido, habría tomado su cuerpo sin titubear, pero no lo hizo.
—Creo que entiendo algo, aunque el hecho de que se pueda volver incierto es inquietante…
—Por eso quería hacer cambios en los términos de ambos contratos.
—¿Cambios? ¿Qué cambios?
—Esa noche, a diferencia de Amaru, pude usar más de mi poder, eso debido a que me cediste tu vida a cambio, y un pago tan alto se devuelve con algo equivalente, reescribir el contrato significa seguir una norma a cambio de algo; mientras más alto sea el pago, más alta la recompensa, por eso tenemos que reescribir el contrato. Y como bien viste un pacto sin especificaciones puede llevar a situaciones donde la otra parte no cumpla su juramento como hizo Amaru.
Kaito se quedó un tanto reflexivo. No estaba seguro de nada, ni cómo funcionaban las cosas, ni que tan fuertes pueden ser los enemigos en ese mundo, ni qué tan poderosos eran Ryu y Amaru en realidad. Y, sobre todo, cuánto tendría que estar dispuesto a dar para sobrevivir.
—A lo que quiero llegar es que queremos que ¡tú! decidas cómo van a funcionar las dominaciones "Diestro y Siniestro".
—Yo…
Justo cuando tenía las ideas claras y estaba dispuesto a responder, alguien había tocado la puerta.
—Amo Kaito, soy Rin, vengo a cumplir lo que le prometí.
III
—Como te había prometido, Kaito, ¡te haré un tour por toda la mansión para que sepas donde está todo! —exclamó contenta Rin.
El joven estaba más tranquilo con Rin desde aquel incidente, ya no tenía esa mirada inquietante; además ella empezó a tratarlo a ratos de manera informal.
—Gracias Rin, te debo una…
—Para nada Kaito, pero bueno comencemos. En el primer piso tienes la cocina, el comedor, la sala de invitados, una sala de reuniones, una biblioteca; y varias habitaciones donde guardamos muebles, floreros y pinturas de repuesto, como también algunas que se usan como ropero —dijo mientras le mostraba uno de esos espacios.
El recorrido era un acto casi inhumano teniendo en cuenta lo grande de la mansión, aunque ella no parecía agotada. Era evidente que estaba más que acostumbrada a ese lugar. Por otro lado, el joven a duras penas podría seguirle el ritmo.
—¡Wow! solo fue el primer piso y ya estoy cansado, además es increíble la cantidad exagerada de ropa que hay —dijo recordando que él solo tenía una polera y un pantalón.
—Sí, la mansión es realmente grande, pero bueno sigamos —dijo mientras tomaba a Kaito de su mano derecha para conducirlo al segundo piso.
—Este piso ya lo conozco…
—Obvio, en este piso están nuestras habitaciones, la de usted, Hanae, Alisse y la mía. La que estaba más cerca de las escaleras era la habitación de Alisse.
—Sí, la de ese extremo es justo la habitación en donde Alisse ha tratado tus heridas, después de que quedaste inconsciente.
—¿Por qué tenías que recordármelo así? —preguntó triste.
—Bueno sigamos con el tercer piso —dijo evadiendo la pregunta del muchacho.
Subieron las escaleras hasta el tercer piso, Kaito exhausto de tanto caminar y Rin como si nada.
—El tercer piso es básicamente lo mismo que el anterior, solo que aquí están los aposentos de Naomi, Clara y Elisa. A la derecha están las habitaciones de Clara y Elisa juntas y a la izquierda, al final del pasillo está la habitación de Naomi.
—Parece que Clara y Elisa son muy amigas, pero Naomi está muy aislada. Me da un poco de lástima.
—Sí, ellas son muy amigas, pero en el caso de Naomi te equivocas, porque las tres le tenemos mucho respeto, ya que es la que lleva más tiempo aquí y nos enseñó todo lo que sabemos desde que somos pequeñas.
—Ya veo…
Kaito ya sabía que Naomi era alguien de respetar, la primera vez que la vio se veía como alguien intimidante y segura de sí misma.
—¡Bueno vamos al cuarto piso!
—Creo que me voy a desmayar…
—¿En serio?
—Fue solo una broma… Creo… —dijo Kaito, agotado.
Luego de eso se encontraban ya en el último piso que era diferente a los otros.
—En este último nivel están las habitaciones de la señorita Beatrice, el señor Ross, el señor Henry y nuestro jefe el mayordomo Hazard —dijo mostrándole cada puerta que llevaba a sus respectivos aposentos.
—La diferencia con este piso es que tienes las oficinas del señor Henry, del amo Ross y también de Hazard. Además, aquí también se encuentra una sala de fiesta con terraza —explicó Rin.
Curiosamente él no había subido hasta el cuarto piso hasta ese momento. En seguida, caminaron hasta la terraza, donde ya había anochecido y desde un cielo completamente estrellado caían pequeños copos de nieve que en el mundo de Kaito, él nunca podría admirar.
—Tal vez… Tal vez, este lugar no sea tan malo como pensé… Su "Deja Vu", estaba calmado.
IV
—Esto sí que es inesperado…
Lo era y a más no poder. Él se encontraba en la habitación de Alisse, la gran diferencia esta vez era que ella misma lo había invitado…
—No entiendo tu impresión ¿No te había dicho que cuando fueras capaz de leer te iba a dejar venir como mi invitado?
—Creí que solo sería así, si era capaz de leer un cuento corto.
—No te pongas quisquilloso, fuiste capaz de leer más que eso, mejor siéntate.
Él se dispuso a obedecerla, claramente nunca sería capaz de rechazar tal oferta.
Se quitó las zapatillas, al igual que Alisse se quita sus zapatos, y finalmente se sentó en el suelo frente a ella.
Él se quedó mirando el jarrón de té que solía estar casi siempre en el suelo.
—¡Oh! Es cierto, el té.
La joven, esta vez, tomó dos tazas de té, tomó la jarra y empezó a servir.
—La bruja es la que sirve el té.
—¿Y eso?
—¿Mmm? Es solo una forma de decir que tú eres el invitado.
Parecía ser uno de esos dichos que usaban en ese mundo, que Kaito ignoraba por completo y no lograba entender para nada. Muchas veces pensó que tal vez pasaría lo mismo si el dijera algo como "De tal palo, tal astilla".
Alisse le entregó el té caliente que le había servido.
—¡Wow! Es la primera vez que me sirves té —comentó asombrado el muchacho.
—Porque las otras veces que viniste nunca te invité a entrar.
El sintió que Alisse intentó echarle en cara su forma de comportarse, pero ahora mismo eso le daba igual. Él se dispuso a darle una probada al té y ciertamente le pareció bueno, un tanto diferente a los demás que había probado con anterioridad, aun estando en la mansión.
—Adelante, puedes hacerme cualquier pregunta —comentó Alisse.
Esa era la manera, de la pequeña doncella, de valorar su esfuerzo.
—¿Cualquier cosa?
—Ajá.
—Entonces…
Aunque él se hacía el pensativo, en realidad tenía claro lo que quería saber; pero se detuvo a pensar un instante, porque no sabía si eso podría molestarla. Algo que la primera vez que hablaron parecía desagradarle, pero aun reflexionando, él se dispuso a aclarar sus dudas.
—A mí… Me gustaría saber más sobre mi bendición —dijo y luego se corrigió— No, más bien me gustaría saber más sobre bendiciones y maldiciones en general.
La chica bajó la mirada, y "Deja Vu" atacó de golpe el corazón de Kaito, reflejando el dolor de la joven.
—¡Qué mal momento!, personalmente no estoy de acuerdo con que averigües más sobre eso…
El ambiente había cambiado, probablemente para mal.
—Ross quiere que entiendas el comportamiento de tu bendición. Él tiene la esperanza de que sea yo quien te ayude a comprenderla —afirmó la joven de cabello plateado.
—¿Y por qué no lo harás? Yo creía que estabas bajo las órdenes de Ross.
—A pesar de que este no es mi hogar, mi contrato es diferente al que tienen las niñitas y el anciano —señaló refiriéndose a las sirvientas y a Hazard.
—Lo dices como si fueses mayor que las demás, antes Ryu y Amaru me hablaron sobre los contratos ¿Tú igual tienes uno? —preguntó el joven un tanto confundido.
—Ellas tienen un contrato común y en mi caso es más conocido como "Promesa", es por así decirlo un tipo de contrato mágico.
Con contrato "común", probablemente se refería a un contrato clásico de empleado.
—¿Y en qué consiste?
—En combate, Ross tiene permitido usar mis poderes a cambio de que me deje vivir aquí. No obstante, otras órdenes no forman parte de mis obligaciones.
Kaito, al escuchar eso, comprendió que ella nunca estuvo forzada a sanarlo ni ayudarlo en ningún momento y pensó que estaba en deuda con ella.
—Bueno el tema es que no estoy de acuerdo con que comprendas tu bendición, sin embargo… Te hice una promesa y la voy a cumplir.
Alisse se dio un pequeño suspiro, luego de disfrutar de un sorbo de su té.
—Las bendiciones. Éstas van conectadas al alma, son dones que protegen y guían al usuario que las porta —dijo y bebió de su té.
—Y ¿las maldiciones?
—En cuanto a las maldiciones, igualmente están conectadas al alma. Pero, su función es opuesta. Éstas estorban el camino de aquellos que la poseen y lo pueden matar…
—¡¿En serio?! —preguntó Kaito, asustado.
—Sí, pero tranquilo tu maldición no te va a matar, solo provoca nieve a tu alrededor y tú, pareces estar acostumbrado a ella. Así que, más que estorbarte a ti molesta a los que tienes a tu alrededor.
—Bueno la verdad nunca me ha molestado tener nieve alrededor… Descontando…
—¿Descontando lo que paso el otro día? —preguntó la pequeña chica de pelos plateados sin ninguna evasión.
—Siempre eres tan directa…
—Y tú lo dejas pasar como si nada. Podrías haberte molestado un poco…
—Bueno… No es como que haya sido culpa de la nieve ¿o sí? —preguntó el joven levantando su mano izquierda, mirándola rápidamente y volviendo a esconderla detrás de su espalda.
—Por supuesto que no, desde mi punto de vista es culpa de quienes los atacaron esa noche. Los responsables son ese grupo que se hace llamar "Los seguidores de la voz".
Kaito se quedó pensativo, mientras miraba fijamente como las manos de Alisse sostenían la taza de té y se veía como perdida en sus propios pensamientos, hasta que se dispuso a recuperar el hilo de la conversación.
—Volviendo al tema, Kaito, tienes que saber que tanto las bendiciones como las maldiciones son completamente independientes de la magia.
—¿Qué quieres decir?
—Tal y como dije, éstas no dependen de la existencia de la magia, como la misma magia no depende de la existencia de ellas.
—Ah, eso es interesante la verdad, pensaba que estaban conectadas.
—Irónicamente tu eres la prueba de lo contrario —dijo mientras acercaba hasta sus labios la taza de té.
—¿Yo?
—Sí tú, solo piénsalo, eres poseedor de una bendición y una maldición sin poseer una pisca de maná, y que provienes de un mundo sin ésta.
—Ah, claro tiene sentido, ¿Por qué no se me había ocurrido antes? —se preguntó mirando al suelo y con una mano en la boca.
—Es normal, tienes muchas cosas en la cabeza, estás en otro mundo.
—Mmm.
—Dicho eso, déjame decirte que como todo en el mundo hay excepciones. Hay bendiciones que benefician a la magia, como otras que la entorpecen. Bueno… Supongo que todo depende de su origen —dijo la joven mientras miraba por la ventana de su habitación.
—Hablando de eso… ¿de dónde provienen las bendiciones y maldiciones?
—Bueno son solo hipótesis, pero se dice que éstas simplemente existen y eligen a su portador. También que se forman mediante un suceso sobrenatural y otros dicen que son dados por los dioses… Aunque hay una gran excepción.
—¿Qué quieres decir?
—Existe alguien capaz de crear bendiciones…
—¡¿En serio?! —preguntó asombrado el joven y pensó rápidamente que eso sonaba como una habilidad muy injusta y como solía decir, "Overpower".
—Una mujer llamada Síndrella, que ha llegado a tener un poder y conocimientos tan grandes que es capaz de controlar las almas y así crear bendiciones.
—Síndrella que nombre tan curioso… La verdad suena increíble y al mismo tiempo da miedo…
—No es tan increíble la verdad; ya que ella, al ser un simple ser humano, crea bendiciones que vienen con defectos —explicó Alisse.
Al joven le llamó la atención la forma de hablar de Alisse.
—Otra vez, suenas como si fueras cualquier otra cosa, menos humana.
La chica lo miró molesta.
—Eres alguien muy distraído e irrespetuoso, sin mencionar arrogante y molesto —dijo Alisse sin dudarlo, como era su costumbre, y añadió —ni siquiera estás atento a tus propias acciones.
Aun así, el joven creyó que tal vez no había elegido las palabras correctas.
——Lo siento… Asimismo eres increíble, realmente sabes mucho sobre bendiciones y maldiciones —dijo mientras tomaba su taza de té con la intención de seguir bebiendo, miró su taza y se dio cuenta que ya no quedaba nada más para beber.
—No lo negaré, todo lo que sé sobre magia prohibida, bendiciones y maldiciones me lo enseñó mi madre.
—Debe ser una mujer asombrosa —dijo Kaito.
—Sí, lo es…
En ese momento, Kaito sintió una emoción de tristeza viniendo de Alisse y el muchacho recordó que la noche en la que fue atacado por el demonio de hierro, "Deja Vu" había actuado diferente. Sin embargo, no le había dado mayor importancia hasta este preciso instante, entonces surgió un debate en su interior: "¿Debería decirle a Alisse sobre la actualización de mi bendición?" "No… Creo que no".
Aquella noche, su bendición le había enviado un mensaje, justo en el preciso momento en el que intentó escapar: "Evento obligatorio". Parece que las posibles deducciones del supuesto héroe podrían llegar a ser correctas. "¿Y si "Deja Vu" reconoce los momentos clave de mi vida?".
—Estoy cansada —Fue el comentario de Alisse, el cual interrumpió el pensamiento del joven.
—¿Qué?
—Creo que ya te disté cuenta a qué me refiero. Bueno dicho eso retírate, ya conversamos mucho.
—Pero si tu misma me invitaste.
—Lo sé y estoy consciente de eso, pero ya se acabó el tiempo ¡ahora vete! —exclamó señalando la puerta.
Kaito se levantó, se dirigió directo a la puerta y salió de la habitación. Ya en el pasillo, miró a través de las ventanas, vio que ya era tarde y que había una gran cantidad de nieve.
—¿Nieve? ¿No había una barrera? —se preguntó el joven.