Ritmos inesperados

El eco de la risa de Kosei aún flota en el aire cuando me doy cuenta de algo.

No es solo alivio lo que siento.

Es algo más.

Algo que no quiero analizar demasiado, porque si lo hago, sé que voy a enredarme en mis propios pensamientos.

Me obligo a concentrarme en lo que está pasando ahora.

[Kosei] — No puedo creerlo.

Su voz todavía tiene rastros de diversión.

[Kosei] — Zuni olvidó hacia dónde iba… y terminó comiendo hamburguesas.

Asiento, pasándome una mano por la nuca.

[Nitram] — Sí.

[Kosei] — Eso es… inesperado.

Hay algo en su tono que me hace mirarla.

Hay un pequeño destello en sus ojos. Como si todavía estuviera procesando la idea.

Es sutil, pero diferente.

Me doy cuenta de que no la había visto reírse así antes.

No de esa manera, al menos.

Es una risa que se siente más… real.

Más suelta.

Más ella.

Y eso me desconcierta un poco.

[Nitram] — Sí, bueno… Zuni es así.

[Kosei] — Me doy cuenta.

Hace una pausa.

[Kosei] — ¿Te sientes decepcionado?

Parpadeo.

[Nitram] — ¿Decepcionado?

[Kosei] — Porque no llegaron.

La pregunta me toma desprevenido.

No sé qué responder.

No sé cómo explicar que, en el fondo, estoy aliviado.

Que la idea de que Zuni estuviera aquí…

Que Zuni la viera, que se diera cuenta de algo…

Que tal vez hubiera dicho algo que Kosei no quería escuchar…

Eso me ponía nervioso.

Pero tampoco quiero decirlo en voz alta.

Así que simplemente me encojo de hombros.

[Nitram] — No sé.

No es una mentira.

Pero tampoco es toda la verdad.

Kosei me mira por un momento más, y luego vuelve a lo suyo.

Pero algo ha cambiado.

Sigue organizando discos, sigue revisando estantes…

Pero hay algo en su expresión que se siente menos distante.

Como si ya no estuviera completamente en su mundo.

Como si, de alguna manera, la conversación de hace un rato hubiera dejado una pequeña grieta en la barrera que normalmente la rodea.

Y esa idea me inquieta.

Me gusta.

Pero también me asusta.

El resto de la tarde transcurre con calma.

La tienda se llena y vacía con la misma cadencia de siempre.

Gente entrando, buscando discos, hojeando sin comprar nada.

Kosei atiende a los clientes con su tono tranquilo de siempre, pero de vez en cuando noto que me mira.

No con insistencia.

Pero tampoco con indiferencia.

Es como si estuviera… observándome.

Intentando descifrar algo.

Y eso hace que me sienta aún más consciente de cada uno de mis movimientos.

Intento actuar con naturalidad, pero es difícil cuando sé que ella está ahí.

Cuando sé que algo entre nosotros se ha movido, aunque no sé exactamente qué.

Me quedo un rato más, fingiendo revisar discos que probablemente no voy a comprar.

Pero sé que ya es tarde.

Tengo que irme.

Me acerco al mostrador y Kosei levanta la mirada.

[Nitram] — Creo que ya me voy.

Ella asiente.

[Kosei] — De acuerdo.

Es una respuesta simple.

Pero su expresión no es la misma de siempre.

Hay algo en ella.

Algo que no termino de entender.

Cuando salgo de la tienda, la noche ya ha caído.

El aire es fresco, y la ciudad sigue latiendo con su propio ritmo.

Saco mi teléfono y veo un mensaje de Zuni.

Zuni: "Nos debes una salida. Y te juro que la próxima vez sí llegamos. No escapaste, Nitram. Solo retrasaste lo inevitable."

Ruedo los ojos y guardo el teléfono.

No sé si eso es bueno o malo.

Solo sé que, por ahora, estoy bien con este pequeño respiro.

Incluso si no sé cuánto tiempo va a durar.

La brisa nocturna tiene un dejo frío, pero no lo suficiente como para incomodarme. El cielo sobre la ciudad está despejado, y las luces de los postes tiñen la acera con un resplandor tenue, proyectando sombras largas y alargadas. La calle frente a Ecos del Pasado sigue viva, pero de una manera más pausada: algunos autos pasan con su música resonando en la distancia, y un par de clientes rezagados aún curiosean los estantes dentro de la tienda.

Me detengo en la puerta un instante, como si mi cuerpo todavía no estuviera completamente convencido de irse. A través del cristal, Kosei sigue detrás del mostrador, ordenando unos discos con movimientos metódicos. La luz cálida de la tienda la envuelve, creando un contraste con el aire frío de la noche.

Doy un paso atrás y me obligo a caminar.

El eco de mis pisadas resuena en la acera, marcando el ritmo de mis pensamientos.

No sé qué fue lo que pasó hoy exactamente.

Pero sí sé que fue distinto.

El trayecto a casa es tranquilo, aunque mi mente sigue atrapada en la tienda.

En Kosei.

En la manera en que pareció más… presente.

Más abierta.

Más ella.

Intento sacudirme la sensación, pero es difícil cuando cada canción que suena en mi cabeza parece llevarme de regreso a esa conversación.

Cuando llego a mi departamento, encuentro un mensaje de Zuni esperándome.

Zuni: "Nos debes una salida. Y te juro que la próxima vez sí llegamos. No escapaste, Nitram. Solo retrasaste lo inevitable."

Suelto un suspiro y me dejo caer en el sillón.

Claro que Zuni no lo va a dejar pasar.

Tampoco Rodrigo.

No puedo evitar imaginarme la escena: Zuni y Rodrigo perdidos en la ciudad, confundidos sobre la dirección, terminando en una esquina con un carrito de hamburguesas en vez de Ecos del Pasado.

En cualquier otro momento, me habría reído.

Ahora, sin embargo, solo me siento…

Aliviado.

Pero también un poco nervioso.

Porque Zuni tiene razón.

No escapé.

Solo gané tiempo.

Y no sé si estoy listo para lo que viene después.