La noticia de que Araña no pudo hacer mella en el caso de Ewan dejó a Atenea boquiabierta. Esto significaba que Ewan estaba enredado en algún lío profundo, y peor aún, ¡no tenía ni idea de lo que estaba pasando!
Movió la cabeza, su mente corría imaginando lo frustrada que se habría sentido si los roles se hubieran invertido. ¡Maldita sea! ¿Cómo era eso siquiera posible?
Hasta ahora, Araña parecía ser la persona más competente que había encontrado cuando se trataba de desenredar los hilos de la red oscura. Si él no podía encontrar nada, entonces realmente había un problema.
La mirada resignada en el pálido rostro de Ewan confirmó que él también entendía la gravedad de la situación.
—Esto es serio, Ewan. ¿No hay pistas? ¿Has tenido algún ataque últimamente?
Ewan movió la cabeza lentamente, el peso de su frustración evidente.