~Alaric~
Algo iba mal. Muy mal. Aunque no conocía a Violeta a nivel personal, había escuchado lo suficiente sobre la terca y ardiente cabeza morada y esto no era propio de ella.
Sus movimientos febriles, su intensa y casi primal desesperación no eran normales en absoluto. Los instintos de Alaric le gritaban, instándolo a retroceder y evaluar la situación. Pero no podía moverse, no con Violeta montada sobre él de esta manera.
—Violeta —dijo él bruscamente, y agarró sus hombros con firmeza, obligándola a mirarlo a los ojos—. Esta no eres tú. ¿Qué te está pasando? Dime, ¿qué está mal?
Violeta parpadeó hacia él, sus ojos vidriosos y llenos de una intensidad que le revolvió el estómago. Lo que fuera que estuviera pasando, no era natural.