Violeta se despertó sobresaltada, su respiración agitada con el corazón martilleando en su pecho. Su cuerpo estaba pesado y dolorido en lugares que ni siquiera podía entender, como si hubiera pasado por una experiencia intensa.
Adormilada y desorientada, parpadeó mirando a su alrededor, su mente luchando por unir lo que era real y lo que no.
Su cabeza latía y gemía de dolor mientras destellos de recuerdos vividos y horribles comenzaban a asaltarla. Las imágenes llegaban en oleadas; sus labios presionados contra los de Alaric; su cuerpo rozándose contra el de Román; sus manos recorriendo a Griffin. Era un caleidoscopio de recuerdos vergonzosos, cada uno revolviendo su estómago.
—Oh Dios… no… —Violeta sacudía su cabeza como si intentara deshacerse de los recuerdos. Pero cuanto más intentaba apartarlos, más claros se volvían, reproduciéndose como una película retorcida en su mente.