Misión Imposible

—¡Ahí estás!

—¡Diosa ten misericordia! —Violeta chilló, su corazón saltando a su garganta cuando Lila irrumpió en la habitación como un torbellino.

Sobresaltada, Violeta casi dejó caer el teléfono en su mano, tragando nerviosamente. Gracias a su conciencia culpable, se sentía como si hubiera sido atrapada haciendo algo ilícito, aunque en realidad, no había estado haciendo más que calmar sus nervios.

Sin embargo, Lila no prestó atención al estado asustado de Violeta. Entró a la habitación con su estilo habitual, su voz rebosante de frustración.

—¿Dónde demonios has estado? ¿Sabes que he estado buscándote por toda la escuela— —Se detuvo a mitad de la frase, su nariz vibrando como un sabueso captando un olor desconocido.

De repente, Lila tosió, agitando su mano frente a su cara como si intentara despejar el aire. —¿Qué nombre de la luna—? ¿Te pusiste perfume? ¿Qué es esto? ¡Me está ahogando!