Catatónico

Violeta se quedaba sola en el área oscurecida, una inquietud creciente se enroscaba en su estómago, especialmente mientras miraba el bosque detrás de ella.

Se estremeció, envolviendo sus brazos alrededor de sí misma. Las sombras entre los árboles se estiraban inquietantemente y aunque ya no era una niña asustada por la oscuridad y los horrores ocultos que albergaba, en este momento, Violeta se encontraba rezando para que Alaric volviera rápidamente. Después de todo, los lobos no eran las únicas criaturas que acechaban en la noche.

Y no pasó mucho tiempo antes de que su oración fuera respondida. Pasos familiares se acercaron y ella respiró aliviada. Excepto que ese alivio fue fugaz.