Violeta y Lila se desplomaron en el suelo húmedo, jadeando por aire. Ninguna de las dos se molestó en levantarse, al menos no todavía. No después de lo que acababan de sobrevivir.
La adrenalina bombeaba violentamente por las venas de Violeta, su corazón latía tan rápido que parecía que podría saltar de su pecho. Pero sobre todo, su mente estaba aturdida por la pura locura que acababa de sobrevivir.
—¡Lo había logrado! Contra todo pronóstico, contra la implacable persecución de Asher, sus trampas y los lobos. Había ganado.
Pero la emoción de la victoria no era del todo satisfactoria.
Violeta tragó con fuerza al girar ligeramente la cabeza, su mirada se posó en Lila. Estaba tumbada boca arriba, mirando el cielo nocturno, su pecho subía y bajaba como si lo que había hecho allí atrás le hubiera pasado factura.