Sueño Alfa

—Buenos días, Luna.

—Buenos días, Luna.

Los guardias apostados a lo largo de los corredores saludaban a la belleza de cabello rojo, pero ella no les prestaba atención porque no había nada de bueno en esta mañana.

La mujer era nada menos que Luna Beatrice, esposa del reinante Rey Alfa, Elías. Uno asumiría que como Luna del supremo Alfa, ella estaría toda sonrisas, sin embargo, no había ni una pizca de calidez en su expresión, sus facciones perfectamente estoicas. Pero debajo de esa máscara impenetrable, no había dudas del fuego de ira que ardía dentro de ella y se mostraba en sus pasos.

Su costoso vestido giraba alrededor de sus piernas al son del clic de sus tacones contra el suelo de mármol, su cabello rojo cayendo en hermosas ondas mientras caminaba por el corredor hacia el cuarto de su esposo.

Sin embargo, cuando llegó, los guardias estacionados en la entrada bloquearon su paso.

—Muévete —le ordenó él.