La Sombra de Algo (3)

"¿Aun no estamos seguros respecto al nuevo?", preguntó una voz oculta en la oscuridad.

"No, aun no." Otra voz, igual de amargada, habló también desde la oscuridad.

"Muestra aptitudes, pero no ve problemas en mezclarse con los mundanos y en despreciarnos a nosotros, ¿se cree protagonista de shonen?"

"No nos desprecia, simplemente aún no hemos iniciado contacto formal."

"Cínico, un chico de 16 años no tiene por qué saber con precisión qué es un Despertado. Y además, le da un aire de inocencia, es lindo."

Las voces comenzaron a charlar en voz alta.

Esta escuela había sido fundada hace siglos con el propósito de que los hijos de los Clanes Despiertos socializaran con los niños mundanos y vivieran un experiencia académica normal antes de salir al mundo.

Aunque tenía un trasfondo noble y tierno hacia los niños, los niños en cuestión no eran tan tiernos. En lugar de mezclarse con los niños mundanos, los hijos de los Clanes Despiertos comenzaron a formar pequeños grupos que luego se convirtieron en sociedades como esta.

Celebraban reuniones y excluían al resto.

No era discriminación por raza, sexo o apariencia, todo eso valía siempre cuando fueras un Despertado. Los niños mundanos, ignorantes del mundo del misticismo, no podían comprender porque había tantos grupos que parecían empeñarse en excluir a los demás.

Por eso, Noah, aunque no era miembro de ningún Clan Despierto, mostraba signos de serlo. Y que un Despertado muestre amistad con los mundanos era simplemente tonto. Para algunos en esta sociedad, eso no fue más que un mero acto de pretender ser amable y justo con los humanos mundanos, como un protagonista de manga shonen.

"¿Cuál es el problema? El sujeto obviamente es un Despertado, ya sea que haya o no elegido un Camino aún, posee las habilidades típicas de cualquier hechicero", habló otra voz.

"Uhg, no me lo recuerdes", intervino otro, cansado y molesto. "Este tipo se la pasa exorcizando mis invocaciones todos los días desde que llegó, ¿cuál es su maldito problema?"

"¿Quizás no le gusta la manera poco furtiva en la que mandas a esos postes para sondearlo?"

"¿Y tú por qué lo defiendes? Ni siquiera están en el mismo grupo..." La voz que se quejaba antes pareció comprender algo. "No me digas, ¿también fuiste hechizada por su cara?"

"¿¡Q-Qué!? ¡Claro que no!", protestó, pero sin sonar tan convincente.

"¡Perra, seguro ya fuiste hechizada!", acusó. "¿¡Qué te dijo!?"

"¡Nadie me hechizó!"

"Suficiente", otra voz que había estado callada hasta ahora los interrumpió. "Princesa Julia, usted es quien más cerca ha estado a él entre nosotros, ¿qué piensa?"

En ese momento, todas las voces en la oscuridad se callaron y volvieron su mirada hacia una joven y delicada muchacha de piel pálida y cabello negro. Su cuerpo tenía la figura perfecta y su porte elegante y agraciado, pero sin llegar a ser seductor, era natural y no afectuoso. Era la hija mayor de un de los Clanes Despiertos más influyente no solo en Inglaterra, sino incluso en toda Europa y Asia.

Se decía que sus ancestros convivieron con los Dioses Olímpicos, lo que los llevó a emigrar de su tierra natal.

Julia Lee consideró la pregunta antes de hablar.

"Definitivamente hay algo en él", dijo luego de un rato. "Es como si fuera consiente de todo y de todos, pero totalmente desinteresado, únicamente manteniéndose lo suficientemente cerca para convivir, pero sin mezclarse realmente con su entorno, además que se la pasa matando nuestros experimentos y jugando a ser un chico normal."

Julia pensó en los momentos que había intercambiado con Noah, aunque siempre tenía una sonrisa educada en el rostro, su mirada nunca estaba realmente fija en alguien. Como si no valiera su tiempo.

"Lo que más me ha sorprendido es la forma en la exorciza. No recita mantras ni usa talismanes, simplemente los mira y estos desaparecen."

Ante sus palabras, el silencio se volvió más profundo, con una profunda matriz de incomodidad.

"¿Realmente?", preguntó una voz, sin estar convencido. "Quizás tenga algún talismán oculto o algún Tesoro Despertado... incluso puede que sea esa serpiente la que lo hace."

En ese momento, la mente de todos se fue hacia la Anguila Acorazada que seguía al joven de cabello blanco a todos lados. Pero Julia negó levemente con la cabeza ante la sugerencia.

"Dudo mucho que sea talismán o un Tesoro Despertado. He visto suficientes de esos y este sujeto no los usa. Incluso si tuviera uno, ¿por qué molestarse en ocultarlo? Su hechicería es muy notable, no hay razón para esconderlo. Además, esa serpiente es un Dragón." Las voces que antes escuchaban en silencio estallaron en dudas, pero Julia las calmó todas. "Y no, no hay manera, el Espíritu parece únicamente interesado en salvaguardar la vida de su Maestro. Sin mencionar que está apegada a White de una manera poco común incluso para un familiar."

"Eso sumándole que no tienen un contrato formal", dijo la voz que había llamado antes a Julia.

"¿¡Qué!?"

"¿De verdad?"

"De ninguna manera..."

Ante sus palabras, las otras voces estallaron en un mar de confusión. Después de todo, los Dragones, ya sea Criatura Espiritual o la Raza Trascendente, era seres nobles y arrogantes. Que un ser así esté cuidando de alguien incluso sin un contrato era algo imposible de considerar.

"¿Por qué dices eso?", preguntó Julia, igual de confundida que el resto.

"El hecho de que mantenga su forma de infante y que permanezca visible todo el tiempo en lugar de estar en su Mar de Alma es prueba más que suficiente." La voz no dio más explicaciones.

Ante sus palabras, todos quedaron en un profundo. Julia repasó sus pensamientos y luego habló:

"Sí. Pero aún falta algo, algo realmente extraño."

"¿A qué te refieres, Princesa Julia?" Otra voz salió de la oscuridad con curiosidad genuina.

"Incluso en mi Clan, los Dragones son contados, incluso he visto unos cuantos trabajando bajo contrato, y siempre se pasan de padre a hijo para actúen de guardián para la siguiente generación... pero este se siente diferente. Si los Dragones de mi Clan están atados por la obligación de un contrato y a regañadientes, el Dragón que sigue a White es mucho más... servicial y humilde", suspiró y negó con la cabeza. "Por eso me pregunto, ¿qué pretende hacer? ¿Por qué un Dragón es su guardián incluso sin un contrato? ¿Quién es, a fin de cuentas, Noah White? ¿Qué hizo para ganarse el amor de una criatura así?"

El silencio se hizo una vez más, todos sumergidos en su propia contemplación.

"...Quizás fue hechizado por su cara como la mayoría de mujeres aquí", dijo otra voz, rompiendo el silencio.

"¡Cállate!" Un montón de voces se alzaron como un solo hombre después de la acusación.

"Por supuesto que no..." dijo una sonrisa suave y gentil. "Quiero decir... es un muchacho lindo, pero un Dragón no se conmovería por algo tan banal"

"Estas babeando."

"¿Así o más hechizada?" Las bromas hicieron que la menuda voz se tornara un poco agresiva.

"¿Entonces qué hacemos?" Todos se voltearon para mirar a Julia en la oscuridad, una vez que se dieron cuenta se quedaron sumergidos en un silencio tenso y bromas sin sentido. "Quiero decir, todos tienen sus propias opiniones, pero al final de cuentas, ¿qué haremos? ¿Simplemente quedarnos aquí y simplemente observarlo? ¿O es que alguien tiene alguna otra idea?"

"¿Qué podríamos hacer? De momento lo continuaremos observando." La voz que parecía estar al mando de esta reunión volvió a hablar. "Entonces, Princesa Julia, tendré que seguir molestándola con este asunto."

Julia miró a la dirección de dónde provenía la voz, sus ojos oscuros adquirieron cierto brillo mientras una línea se dibujaba en el espacio entre sus cejas, pero al final, no pudo ver al dueño de la voz, era lo mismo para todos.

Frunciendo el ceño, Julia cerró su tercer ojo y asintió de mala gana.

Con esto, finalizó la reunión, todos salieron en distintos intervalos de tiempo, esperando de 10 a 15 minutos después de que una persona saliera antes que otra salga.

Julia fue la tercera en salir, siguiendo la misma ruta por la que había llegado, asegurándose de borrar sus pasos mientras lo hacía.

Luego de varios minutos, se encontró con una puerta de madera envejecida y con la perilla vieja y oxidada, con evidente disgusto, Julia sacó un pañuelo de su bolsillo y lo puso sobre la perilla para girarla con la punta de sus dedos.

La puerta se abrió con un sonido chirriante y desagradable, la luz se apuró a entrar por el espacio, cegando ligeramente a Julia.

Esperó unos segundos antes de abrir lentamente los ojos y mirar a su alrededor. Estaba en su salón de clases, solo que aún era demasiado temprano y no había nadie.

Julia suspiró y tomó el pañuelo entre su dedo incide y pulgar.

"Deshazte de esto", le dijo a su Espíritu Guardián que salió de su Mar de Alma para manifestarse en el exterior.

El búho-serpiente serpiente separó su picó y una chispa salió disparada, quemando y consumiendo el pañuelo.

Julia se sacudió la mano con escepticismo antes de sentarse en uno de los pupitres mientras su Espíritu Guardián se posaba sobre su hombro derecho y descansaba su cabeza contra la mejilla de Julia mientras.

Julia acarició la garganta y el ala del búho con un dedo mientras volvía su mirada a la ventana.

Afuera, el clima era como debería ser para esta época del año, un clima gélido donde el aire era helado y los vientos fríos se filtraban hasta el hueso, los árboles no tenían hojas y todo era tan blanco que parecía surrealista.

Era como si el invierno se hubiese apoderado de todo.

"Investigar a White..." pensó con molestia.

Sinceramente, además de su buen rostro y aparentes poderes sobrenaturales, Julia no podía encontrar nada bueno en el chico.

Con su vista fija en el paisaje exterior, Julia recordó la primera vez que lo vio... a diferencia del resto de sus compañeros, para ella, era un recuerdo nada agradable.

Ese día, una mañana igual a esta, Noah se había parado delante de la clase con la sonrisa más falsa y desagradable que Julia había visto. Como heredera de un Gran Clan, Julia había visto muchas personas que intentaban acercarse a ella con sonrisas falsa, pero él... él había sido tan distinto.

Su sonrisa no mostraba ni un atisbo de falsedad o vacilación, tan sutil, tan hermosa, tan prístina, todo en él era perfecto... y era eso lo que ponía nerviosa a Julia.

Mientras todos estaban embelesados con el irreal joven, los instintos de Julia le gritaban que corriera lejos, que corriera sin ver nada ni a nadie.

Esos orbes helados habían barrido a todos en menos de un segundo, la manera en la que los vio a través de sus largas pestañas había sido tan... despectiva. Y el hielo se fijó en Julia... o más precisamente en su Espíritu Guardián.

El recuerdo de su primera impresión de él seguía corriendo en su mente como una película.

Había sentido miedo.

Julia frunció ligeramente sus finas cejas con molestia e irritación. Nunca había sentido miedo antes de un humano, y ese desagradable joven había logrado hacerla sentir así.

Sin poder quitar de sí ese sentimiento, Julia volvió su atención a su Espíritu Guardián. Con cuidado y de mala gana, Julia levantó a su Espíritu Guardián y lo sentó en su regazo, luego, comenzó a acariciar con sutileza su cabeza, cuello y alas en búsqueda de alguna distracción a sus pensamientos.

"Ciertamente, al igual que su madre, es un buen actor."

Su Espíritu Guardián graznó en respuesta. Si no hubiera sido por la petición de la sociedad, Julia hubiera preferido no tener nada que ver con él.

Después de todo, nada en él parecía correcto. Su maná parecía caótico, como un contenedor a punto de reventar. Era tan... errático, inestable, voluble.

Sin mencionar la forma la espeluznante forma en que ojos se volvían peligrosos ante la mínima alteración, parecía que tenía problemas para manejar hasta las emociones más básicas. Y aun así esa persona se las arreglaba para parecer siempre relajado y bien controlado.

Nunca lo había visto, nervioso o tan siquiera ligeramente frustrado... era como si estuviera tratando de hacer una perfecta imitación humana.

Julia suspiró e inclinó su cabeza hacia adelante, su frente se apoyó contra la del Espíritu Guardián, cerró los ojos y se dejó invadir por la comodidad y calidez del toque que la Serpiente-Búho le brindaba.

El aire alrededor de Julia se volvió repentinamente frío.

Una presencia pesada y fría se materializo en la puerta cerrada del salón aparentemente de la nada. Una presencia que hizo que su Espíritu Guardián se pusiera tenso y que a ella le faltara el aire.

Julia mantuvo su expresión neutral mientras miraba a la puerta cerrada que permanecía cerrada, pero aun así... su cuerpo estaba tenso, su aliento se ahogaba, su mandíbula estaba apretada en un esfuerzo por parecer calmada y sus ojos se volvieron tan afilados como un lobo.

La puerta abrió lentamente, revelando a un delgado y angelical joven de cabello blanco con una anguila acorazada orbitando su cuerpo de manera sobreprotectora. De nuevo, todo estaba bien, pero tan mal.

Sus frías pupilas estudiaron el lugar antes de dirigirse a Julia y al búho en su hombro.

Los latidos de su corazón aumentaron y el frío atravesó hasta el fondo de su ser, su boca se sentía seca y su garganta apretada, ella pudo ver por el rabillo del ojo que su Espíritu Guardián había puesto todos sus nervios en alerta y estaba listo para atacar en cualquier momento.

[¡Relájate!], ordenó Julia a través de su vínculo mental al ver que el Dragón Espiritual se enroscaba alrededor del joven.

Podían intentar razonar con Noah si las cosas se salían de control, pero no con un Dragón enfurecido.

Como si sintiera la tensión en la joven y su Espíritu Guardián, una pálida y gentil se extendió por los delgados labios de Noah.

"Buenos días, Miss Lee."

Su voz era suave y gentil como la seda, aunque tenía un ligero toque infantil en él. A la distancia, parecía un chico amigable y tímido que recientemente había salido de su caparazón. Con su tez nívea y su expresión suave, parecía un ángel recién caído del cielo.

Pero no lo era... Julia sabía bien eso, sabía que todo era una fachada, podía sentirlo y verlo.

"Buenos días", respondió sin pestañar.

Noah no respondió mientras cerraba lenta y cuidadosamente la puerta a su espalda sin dejar de ver a Julia, el ambiente comenzó a volver a la normalidad como si su presión desapareció por completo, su compañero también relajó su pose, como si se hubiera dado cuenta.

Luego de un momento el ambiente se volvió cómodo, pero no para Julia, ella mantuvo su sonrisa vacía mientras miraba al chico caminar lentamente hacia su pupitre.

"Es raro ver a alguien aquí tan temprano."

Noah se sentó en el lugar junto a ella.

"Solo necesitaba un momento de silencio", mintió mientras mantenía su sonrisa calmada.

"Cálmate", se reprendió y se obligó a mantener la fachada. "Por cierto, hoy tenemos física, espero que se repita lo de ayer."

Noah la miró con una pequeña sonrisa. "Por supuesto, ¿cómo podría dormirme en la clase de Miss Irina y perderme de tal belleza?"

Un toque de irritación corrió a través de Julia.

"Adema, hoy también tengo algunas cosas con las que necesito ponerte al día después de clases-"

"Lo siento." Noah la interrumpió. "Hoy no puedo, tengo una cita con dos bellas damas después de clases."

"... ¿Qué?"

"Mhm." Noah se rio por su expresión. "Mi madre y mi médico."