La Sombra de Algo (4)

Los estudiantes comenzaron a llegar lentamente, llenando el salón de saludos, conversaciones, y miradas furtivas al par de cabello blanco y negro que parecían charlar de manera amigable.

Ante la vista de un joven atractivo y una señorita hermosa compartiendo una charla amigable tan temprano en la mañana y completamente ajenos al mundo, todos se llenaron de amargura y celos.

Noah era un joven excepcionalmente hermoso, así que su presencia siempre atraía las miradas, pero cuando se encontraba junto a Julia la atención se elevaría aún más. Ambos parecían estar en su mundo, señorita con un aura elegante y el joven con una sonrisa que atrapaba la atención de las personas con un gesto encantador.

Estaba de más decir que Julia tenía varios admiradores en su salón y en otros salones. La joven no solo era hermosa, su mirada generalmente severa y aburrida agregaba una capa de misterio a su encanto. Por lo que el nuevo y malditamente hermoso tipo que acababa de llegar hace pocas semanas acaparara su atención hacia que se forme un nudo en la garganta de todos.

 Algunos incluso empezaron a murmurar con disgusto y con celos, después de todo, la mitad de la escuela estaba tratando de conquistarla o incluso simplemente acercarse.

"Mundanos." Julia resistió el impulso de rodar los ojos e ignoró la forma en que todos la miraban y decidió no prestar atención a las miradas llenas de rencor y amargura que venían de las chicas y los chicos, susurros llenos de envidia, odio y rencor llegaron en oleadas.

Pero a diferencia de lo que todos pensaban, el estado de ambos estaba lejos de ser amigable. Por un lado, Julia era como un gato a nada de brincar ante el mínimo movimiento brusco, mientras que Noah simplemente quería molestarla en venganza por haberla tenido detrás suyo todo el día anterior. Noah podía percibir el estado de irritación y frustración de Julia pero se lo encontraba divertido.

Por suerte para ellos y sus corazones, el timbre de inicio de clases sonó. Las conversaciones murieron y todos se apresuraron a volver a sus propios puestos. Pero, aun así, no pudieron evitar mirar con envidia a Noah y Julia.

"Hoy todos parecen molestos por algo." Noah mantuvo su sonrisa mientras él y el resto de sus compañeros se levantaban para saludar al profesor que ya había entrado al salón con paso lento, casi cansado.

"También parece enojada, más de lo normal." A pesar de su semblante tranquilo, Noah había notado que los ojos de Lee aún destellaban cierta molestia y frustración, o tal vez estaba cansada, ¿había estado despierta toda la noche?

En cierta manera, Noah se recordó a sí mismo cuando su madre la mandaba a hacer algo que no quería hacer.

"¿Cómo es que aún no se jubila?", Noah volvió su atención al pobre anciano de escasa cabellera gris sentarse lentamente en el asiento de su escritorio y emitir un gran y cansado suspiro.

El aula estaba en completo silencio. Ya fuera por respeto al profesor mayor o por lastima por el anciano, nadie se atrevió a hablar en su presencia, solo el ruido constante de una tos que venía desde dónde el anciano se sentaba, el pobre parecía estar al borde de la muerte, pero aun así se le permitía trabajar.

El profesor se limpió cuidadosamente la comisura de sus labios con un pañuelo antes de volver su vista a la clase. Su voz suave pero clara envolvió fácilmente el salón.

"Ayúdame repartiendo esto, querido", le pidió amablemente al estudiante de la fila de adelante mientras le extendía una pila de hojas.

Se notaba que el profesor no tenía fuerzas para moverse, mucho menos para ponerse de pie y distribuir hojas de papel.

Se podía decir con toda certeza que este profesor ya debería estar jubilado y en su casa, no aquí, impartiendo clases. Por lo que el estudiante aceptó de buena gana y comenzó a repartir las hojas a cada uno de sus compañeros.

Cuando Noah tuvo una de las hojas en sus manos, la leyó con aburrimiento antes de que sus ojos se iluminaran de emoción.

"¡Un permiso de salida!"

Gustav Montgomery School

Yo, _______________, con DNI ___________, autorizo a mi hijo/a ____________, de ____ grado, a participar en la excursión escolar a ____________ el día _______ a las _____.

He sido informado/a de las actividades que se realizarán durante la excursión, así como de los nombres de los adultos responsables que acompañarán al grupo.

Soy consciente de los riesgos inherentes a cualquier actividad al aire libre y doy mi consentimiento para que mi hijo/a participe.

En caso de emergencia, pueden comunicarse conmigo al número de teléfono ____________.

[Información adicional, si aplica: alergias, medicamentos, etc.]

Firma del padre/madre/tutor

Noah sintió que toda su mente y cuerpo se iluminaban ante la noticia de una excursión. Miró cuidadosamente la hoja antes de levantar la vista y mirar con un claro brillo emocionado al profesor, apurando mentalmente a su compañero para que se apresure y el profesor pueda explicar.

"... ¿Por qué está tan emocionado?"

"Sus ojos practicante brillan..."

"Sr. White... qué lindo..."

"Ojala nos sentemos juntos en el autobús..."

Quienes estaban cerca Noah pudieron sentir la emoción del joven ante la promesa de una excursión. Incluso Julia que estaba sentada a su lado se sintió consternada, sin estar segura de que tan genuina era esa emoción.

El profesor comenzó a hablar una vez todo tuvieron una copia del documento, el tono de su voz fue más suave y amable de lo habitual.

"Como probablemente hayan leído en los papeles, tendremos una excursión para visitar el Museo Británico, el objetivo de nuestra excursión es-"

Un suspiro colectivo lleno la mente de los estudiantes.

"Museo..."

Tenía sentido que un profesor de historia los lleve a un museo, pero aun así no pudieron evitar sentirse algo decepcionados. El Museo Británico era víctima de todo tipo de críticas y burlas por la variedad de figuras y objetos históricos que no eran necesariamente de origen británico.

"...Es importante que esta excursión sea un momento para reflexionar y apreciar la historia..."

El profesor siguió hablando, pero la mitad del salón parecía estar en contra.

"¡Un museo es tan aburrido!"

"Bueno, hay tantas salidas de campo más emocionantes... ¡Pero justo un museo!"

Pero a Noah no podía importarle menos, su naturaleza empezaba a despertar y ya no podía ser contenida por más tiempo.

"No salgas de casa a menos que sea realmente necesario." Las palabras de su madre resonaron en su mente. Aunque sus deseos de mantener a Noah en un lugar seguro eran puros, nadie podía encerrar el viento en cuatro paredes y esperar que no se vuelva una tormenta enloquecida.

Esta excursión era realmente necesaria en más de un sentido, no importaba a donde sea, a un museo aburrido o una tienda, mientras pueda salir...

Noah miró fijamente la hoja, las palabras casi parecían bailar frente a sus ojos. La excitación de estar fuera hizo que su corazón latiera tan rápido que por un momento, solo un momento, todo a su alrededor se detuvo.

Julia sintió un escalofrió recorrer su columna mientras su Espíritu Guardián graznaba. Su mirada fue rápidamente al chico junto a ella.

***

No podía escuchar al profesor, no podía ver a sus compañeros de clase, no podía concentrarse en sus pensamientos, no podía darle atención a los insectos de hollín en el aire.

Nada. No escuchaba nada, no veía nada, no pensaba, solo estaba contando cada segundo hasta que sonara la campana. Como si estuviera en piloto automático, Noah asistió a clase tras clase, tomando notas y participando cuando se le pidió.

"¿Ya?" Noah bajó la mirada para ver su reloj.

"¡¿Aún faltan cinco minutos?!"

El reloj que marcaba los segundos parecía moverse tan despacio que era desesperante. Parecía que no quisiera acercarse ni un segundo al final de clases, como si quisiera atormentarlos con el último deseo de salir.

¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! El suave y dulce toque de la campana sonó con su voz melodiosa, casi divina, indicando que el día había acabado.

"Me largo." Sin pensarlo ni despedirse, Noah guardó sus cosas y salió del salón. Tenía que llegar rápido al auto, llegar a casa y hacer firmar a su madre el permiso lo antes posible, solo así se sentiría real.

Caminando con paso rápido por los pasillos alborotados hacia la salida, la gente lo rozaba constantemente, había muchos estudiantes reunidos alrededor de los casilleros haciendo que Noah no pudiera ver bien por delante y tuviera que sortear hábilmente a sus compañeros para llegar a su destino.

Una sonrisa apareció en sus labios mientras apuraba el paso hasta finalmente alcanzar las puertas de la salida. Tomó un profundo respiro, inhalando y exhalando con un suave estremecimiento.

Bzzzz Bzzzz Bzzzz

Bzzzz Bzzzz Bzzzz

Bzzzz Bzzzz Bzzzz

Noah fue sacado de su estado con el repentino zumbido del reloj en su muñeca. Con una mueca formándose en sus labios, levanto su muñeca para ver la notificación en su reloj.

"Mierda..." murmuró con molestia antes de girar sobre sus talones y volver al salón.

[Alerta de Seguridad.]

[Tu Dispositivo Móvil y tu Reloj Inteligente han superado el límite de distancia.]

[En caso de robo, el dispositivo será bloqueado y emitirá una alarma.]

[Puede cancelarlo directamente desde su Dispositivo Móvil con sus datos biométricos.]

Salir corriendo solo para volver, que mala broma.

Noah podía recordar vagamente haber dejado su teléfono debajo de su pupitre en las últimas clases, pero no pudo evitar olvidarse de él con tanta emoción.

"No puedo creer que olvidé a mi bebé", suspiró y siguió su camino hacia el aula de la que había salido hace solo minutos.

Aunque solo habían pasado unos minutos, los pasillos ya estaban bastantes vacíos.

Resoplando y apurando su paso para evitar que la alarma de su teléfono haga un escándalo, Noah se encontró con Julia.

"¿Hmh?" Julia levantó una ceja y lo miró confundida. "¿No tenía una cita con dos bellas damas?"

Noah sonrió suavemente y se encogió de hombros.

"¡Oh! Sí, sí... la tengo, pero olvidé algo en el salón." Noah mantuvo la sonrisa en su rostro y trato de esquivarla. "Si me disculpas..."

"Te acompaño." Julia comenzó a seguir a Noah, dejándolo algo desconcertado.

Noah la miró de reojo, sin tiempo ni paciencia para deshacerse de la joven.

"Como desees", dijo mientras volvía a dirigirse al salón.

Noah se detuvo fuera de la entrada del salón, sintiendo algo extraño. Su mirada fue a las motas de hollín en el aire, luego a su amigo anguila y finalmente a Julia.

"¿Qué?" Julia, tan hermosa y severa como siempre, sostuvo su mirada.

"Huele como... raro."

"¿Qué?" Julia frunció las cejas, y lo fulminó con la mirada antes de darse cuenta que no se refería a ella.

"¿Qué es ese ruido?", preguntó un momento después, la expresión en su rostro era algo diferente ahora.

Ella no podía oler nada, pero sí oír algo.

Voces susurrantes y sonidos de alguien moviendo cosas dentro del salón.

Ambos intercambiaron miradas confundidas antes de que Noah abriera la puerta.

"... ¿Qué?" Las voces de Noah y Julia sonaron al unísono.

Los ojos de Julia mostraron una expresión que Noah nunca había visto, entre asqueada y horrorizada.

Los estudiantes que estaban dentro se congelaron al mismo tiempo.

Sentada en el escritorio del profesor había una chica con la falda enrollada en la cintura y un tipo parado entre sus muslos con los pantalones abajo. Dándole a ambos una desagradable vista de su trasero.

El chico gritó de horror y de manera poco masculina antes de subirse rápidamente el pantalón lo mejor que pudo como si eso lo fuera a ayudar con la poca dignidad que le quedaba.

Noah pasó del estupor a la diversión ante la vista. "¿En una escuela? ¿En serio?"

Tres pares de ojos miraron con distintas emociones como el chico gritaba como niña y salía a toda prisa del salón. Noah dio un paso atrás mientras cubría a Julia con un brazo para evitar que sea empujada.

Mientras tanto, la chica en el escritorio no hizo mucho por arreglarse, cubrir su cuerpo... mierda, ni siquiera se molestó en cerrar las piernas. Por tacto y sentido común, Noah y Julia evitaron bajar la mirada.

"Bueno, eso fue vergonzoso", chilló la chica.

Su mirada se posó sobre Noah y Julia antes de sonreír.

"Mira nada más..." Noah se asombró un poco.

La chica tenía el cabello rubio en ondas desordenadas que enmarcaban su rostro, ojos marrón claro y piel pálida con mejillas algo rosadas, era delgada y tenía una cintura angulosa con pechos grandes, su cuerpo era perfecto, pero no encaba del todo con el uniforme escolar.

Noah no quiso ser grosero, la estudió un segundo porque, bueno, no es todos los días que ve un espectáculo así.

Julia siguió su mirada con desaprobación, ella sabía exactamente por qué Noah no podía quitarle los ojos de encima, y a pesar de que era tan solo un segundo, le parecía que Noah la estaba observando por demasiado tiempo, por lo que dio un codazo en sus costillas para llamarle la atención.

Notando la breve interacción entre ambos, la chica en el escritorio soltó una suave risa.

"Pero de verdad, por eso le dije que fuéramos a un motel, pero él quería hacerlo en un salón vacío", suspiró y negó con la cabeza. "La emoción de ser atrapados y todo eso, pero mira, nos atrapan y corre como niña."

La chica pasó las puntas de sus dedos por su muslo expuesto y trazó el camino.

"¿Mhm?" Noah mantuvo la sonrisa despreocupada en su rostro, aunque por dentro estaba ligeramente sorprendido por la franqueza de la joven.

Julia frunció las cejas ligeramente con disgusto y trató de no mirar la escena frente a ella, estaba tan molesta como para querer irse de allí ahora mismo.

"Entonces, chico guapo, esta señorita se quedó con ganas..." Separó más los muslos en señal de invitación. "¿Te importaría tomar su lugar? Tu novia también se puede unir..."

Un nudo se formó en sus gargantas y resistieron el impulso de maldecir.

Julia sintió una mezcla de disgusto y asco al ver a la chica que no podría ser mucho mayor que ella, pero que se comportaba peor que una dama de mala vida. ¿Querer estar con alguien así? Era algo simplemente ridículo.

Aunque no tenía una buena impresión de Noah, ella sabía que, por lo que se molestaba en aparentar, era un joven educado y que no se rebajaría con alguien tan burdo-

"¿Qué?" Julia se sorprendió un poco al notar que el brazo que la había estado rodeando desde que ese chico con voz de niña salió corriendo se apartó de ella.

"... ¿De verdad lo vas a hacer?" Los ojos de Julia se abrieron aún más y la chica sobre el escritorio separó más los muslos, su humedad goteando sobre la madera.

"Ven- ¿eh?" La cantarina voz de la chica se detuvo cuando Noah pasó de largo junto a ella y fue hacia su pupitre.

Buscó por unos segundos antes de encontrar su teléfono. Bajo la mirada confundida de ambas chicas, Noah escaneó su huella en su teléfono y desactivó la cuenta regresiva.

Julia se quedó ahí, algo sorprendida y algo irritada por sus propios pensamientos. Era realmente asqueroso que ella haya pensado tan bajo de él.

La chica rubia se quedó en su posición con ojos bastante confusos por las acciones de Noah, su boca aún estaba agrandada con la palabra "ven" en sus labios.

Noah volvió a la puerta, miró a Julia y luego a la extraña chica. "Eso era todo lo que tenía que hacer... entonces, diviértete."

Julia lo observó alejarse antes de volver a la realidad.

"¿¡Cómo que 'diviértete'!?", gritó.

Julia observó cómo Noah comenzaba a correr lejos de la escena.

"¡White!" Comenzó a correr detrás de él. "¡No huyas y me dejes sola con esta degenerada!"

Julia aceleró el paso, la indignación se apoderaba de ella de cada paso que daba, no podía creer que le dejara con una chica tan vulgar.

Al ver como se había quedado sola y sin nadie que le haga compañía, la chica soltó un suspiro de indignación antes de deslizarse fuera del escritorio y comenzar a arreglarse el uniforme.

***

En una habitación oscura, yacía un hombre mayor postrado de rodillas frente y con la cabeza fuertemente presionada contra el suelo.

"¿Recibió la invitación?", preguntó la figura sentada en lo que parecía ser un trono de hielo con una voz que era tan suave y armoniosa como el canto de un canario.

"Sí. Sí, mi Señora", respondió el anciano con voz complaciente y reverente. "Este fin de semana llevaré a los chicos al museo, sin la vigilancia de la Madre Santa, ustedes podrán reunirse con él."

Detrás de un frio velo de hilos blancos, dos de ojos gélidos y glaciales se entrecerraron ligeramente mientras una brisa fría llenaba el lugar.

"Bien." Varias voces hablaron como una sola. "Kryos ya ha perdido demasiado tiempo jugando a la casita, y ese recipiente suyo comienza a ser deficiente."