Solo Sonríe

En una espaciosa y modesta sala de espera, dos personas estaban sentadas esperando por su turno.

La mujer lucía su largo y sedoso cabello negro en cascada, mientras que el joven tenía un brillante y puro cabello blanco que le llegaba un poco más abajo de las orejas. A parte del rasgo de su cabello, ambos lucían facciones similares, hermosas y refinadas, incluso esos llamativos y fríos ojos suyos eran similares.

La mujer estaba tranquilamente hojeando una revista.

Ambos lucían tan jóvenes y parecidos que perfectamente podrían ser hermanos. Incluso cuando realmente eran madre e hijo.

Noah estaba con la mirada desviada y las piernas cruzadas. Estaba cansado, aburrido y deseaba encontrarse en cualquier otro lugar menos aquí, su mente estaba aún en la imagen de esos chicos en el salón vacío que en el acto en sí.

A pesar de lo que la mayoría podría pensar, Noah nunca había tocado a una mujer. A pesar de tener un don para hablar con facilidad, solo eran palabras de cortesía y nunca tenían intención real. Además, como alguien que se muda constantemente, a penas y podía conseguir amigos, ni hablar de conseguir novia.

Observó con aburrimiento las caricaturas que pasaban en el televisor de la sala de espera, pero al cabo de un rato, cuando las cosas comenzaron a aburrirlo incluso más, buscó entretenimiento en algún lugar, inevitablemente, acabó mirando a su madre, pensando en cómo hacerla firmar el permiso de salida.

Sintiendo la mirada de su hijo sobre ella, Cassia levantó la vista por encima de su revista y le dio un vistazo a su hijo.

"¿Sí, querido?", le preguntó con su voz suave.

"Tú me quieres, ¿verdad?", empezó con una pregunta simple.

Cassia alzó una ceja ante la repentina pregunta de su hijo.

"Naturalmente. ¿Por qué preguntas?", le respondió con voz suave antes de volver su atención a su revista, pasando una hoja.

Noah se movió en su asiento con una sonrisa. "¿Mucho?"

La sonrisa de su hijo le hizo sentirse algo confundida, pero le siguió el juego.

"Muchísimo", respondió, levantando la vista de su revista una vez más para mirarlo.

"Entonces..." empezó Noah. "Sé que dijiste que no podía salir mucho de casa-"

"Así que eso es", suspiró Cassia para sus adentros.

"Pero habrá una excursión con mi profesor de historia. No es muy lejos, solo será al museo y algunos otros lugares de Londres... así que", Noah sonrió más y acercó su hombro al de su madre.

Cassia mantuvo la calma incluso cuando sabía exactamente lo que venía a continuación, incluso con solo esas pocas palabras, intentó disimular y mantener un rostro calmado.

"¿Una excursión, eh?", comentó, arqueando una ceja.

Se incorporó un poco en su asiento y observó a su hijo con una sonrisa disimulada.

"¿Qué lugares visitarán?", preguntó suavemente.

La sonrisa de Noah se ensanchó antes de abrir su mochila y buscar el papel de permiso entre sus carpetas y presentársela a su madre.

"Aquí están todos los detalles que anoté."

"Cuanta emoción..." Cassia tomó la hoja y vio que los campos originalmente en blanco ya estaban llenos con su nombre y número de identificación, junto con los lugares que visitarían, lo único que faltaba era su firma.

Cassia tomó el papel y lo observó con calma. Podía sentir cómo Noah la observaba expectante, esperando su firma. Sus ojos azules recorrieron las palabras impresas, deteniéndose en los puntos de interés del recorrido.

Tras un suspiro casi imperceptible, se volvió a su hijo, observando su rostro con calma, incluso cuando tenía el "No" en la garganta, sería mejor si era Noah quien perdía el interés en lugar de negarle ir.

"¿Por qué quieres ir tanto a esa excursión?", preguntó suavemente, dejando que un rastro de diversión se escapara en su voz. "No parece muy divertido."

"Mamá..." Noah soltó un gran quejido y se incorporó en su asiento, mirando a los ojos de su madre, poniendo un toque más de súplica en su voz y ojos. "Solo es una excursión para visitar un museo y caminar por algunos lugares. Nada peligroso."

Cassia resistió el impulso de apretar los labios por la creciente frustración en su pecho. Si hubiera sido antes no le importaría decir que sí y dejarlo recorrer todo Londres solo, pero ahora... debía ser firme.

"Lo pensaré", respondió finalmente.

"... ¿Eh?" La sonrisa de Noah se congeló, observando como su madre doblaba el papel y lo guardaba en el bolsillo interior de su abrigo.

"Lo pensaras..." repitió en voz baja, sintiendo que su emoción anterior se disolvía en una ventisca.

Cassia pudo percibir esa pequeña desilusión de Noah por su respuesta, incluso notó como su sonrisa se disipaba en una fracción de segundo, y su espalda se hundía un poco contra el asiento, por lo que sintió un pinchazo de culpabilidad en el pecho.

"Sí. Necesito pensarlo", respondió con un tono suave pero sin posibilidad de debate en su voz, cruzando una pierna sobre la otra.

Nada de peligro, dice.

¿Qué puede saber Noah de peligro? Para él, en su pequeña e ignorante mente, el peligro era cruzar la calle sin ver a los lados o que algún degenerado interrumpa su camino. Noah no era consciente de los verdaderos peligros que se escondían más allá de cualquier peligro mundano.

Por lo tanto, Noah tendría que quedarse quieto, donde Cassia pueda verlo y controlar cada uno de sus pasos sin exponerse. Tendría que permanecer en la burbuja que su madre tejió con tanto cuidado, incluso si eso significaba negarle ese pedazo de libertad.

Cassia dudó por un momento, pero cuando estaba por poner una mano sobre la espalda de su hijo, la voz la recepcionista los alertó.

"Noah J. White, pasé, por favor."

Noah levantó nuevamente la mirada, encontrándose con los ojos de la recepcionista al otro extremo de la habitación, sus ojos habían perdido cualquier brillo que había tenido al entrar al consultorio.

Cassia se aclaró la garganta y le dijo a Noah: "No olvides decirle a la doctora todo sobre lo que me dijiste antes. De tus sueños, y todo eso... especialmente que tus medicamentos duran cada vez menos."

Noah apretó un poco los labios mientras se levantaba del asiento y tomaba su mochila, mirando a su madre con una pequeña sonrisa reemplazando su expresión anterior, murmurando un pequeño "Sí, mamá" mientras se volvía y pasaba a la oficina de la doctora.

Incluso si no le gustaba, una sonrisa era mejor que ninguna.

Porque a nadie le gusta una persona con mala cara.

Todos tienen momentos malos, unos peores que otros, y el que le nieguen ir a una simple excursión no era nada para ponerse de malas, afuera de este lugar debe haber miles de personas pasando por un momento peor, Noah no era especial. Quejarse en ese aspecto solo lo haría parecer un niño mimado.

Por lo tanto, Noah sonrió, porque las sonrisas son hermosas, y Noah era el más hermoso.

"Es un placer verte un poco antes, Noah."

Sentada detrás un escritorio, una mujer de mediana edad con el cabello corto y castaño y ojos grises lo saludó. La Dra. Mary observó al joven paciente un momento antes de hablar.

"¿Todo ha estado bien desde nuestra última sesión, Noah?", preguntó con una sonrisa amable.

"Bien..." La sonrisa de Noah adquirió un tono burlón hacia sí mismo al pensar en la simple pregunta. Se sentó en la silla frente al escritorio, cruzando su pierna izquierda sobre su rodilla derecha y dejando sus manos entrelazadas sobre su regazo.

"Por supuesto, Mary. Todo ha ido de maravilla."

La Dra. Mary mantuvo una sonrisa suave pero escéptica mientras miraba a Noah. Podía percibir el tono burlón detrás de su respuesta, pero mantuvo la calma, cruzando sus propias piernas mientras se inclinaba un poco para observarlo.

"¿De verdad?", cuestionó con tranquilidad, arqueando una ceja. "No suenas muy convincente. ¿Ningún problema con tus medicamentos?"

"Soy tan convincente como puedo, y no, ninguno", Noah negó con la cabeza.

La Dra. Mary no pasó por alto la falta de convicción en la respuesta de Noah, incluso sintió el tono defensivo en su voz.

Se inclinó un poco más hacia adelante, con un semblante pensativo.

"¿Ningún problema, eh?", repitió suavemente. "Noah, necesito que seas honesto conmigo. Si hay algo que te está aturdiendo, quiero saberlo."

"Ya sea que algo te moleste en sueños, o si no te sientes comod-", las palabras de la Dra. Mary murieron a la mitad.

"... ¿Qué estoy diciendo?", pensó preocupada.

Naturalmente ya había recibido un adelanto de lo que pasaba con Noah antes de venir aquí, siempre fue así en el pasado. Entonces, ¿por qué cometió un error como ese?

Solo quería guiar la conversación para que Noah lo confiese por sí mismo, pero...

Su mirada fue rápidamente a ese rostro inhumanamente hermoso, tan sereno y con una sonrisa capaz de provocar guerras por ella.

"Sueños, ¿eh?", repitió Noah con una sonrisa. "Seguro que los tengo, pero Mary, ¿cómo sabes de eso?"

La Dra. Mary se aclaró la garganta, con su sonrisa perdiendo un poco ante el pequeño error que había cometido.

Su mirada se mantuvo en el rostro de Noah por un buen momento, analizando su sonrisa. Era tan bella que sería un crimen intentar apartar la vista, incluso si sentía el peso de esos ojos helados.

Suspiró suavemente y cruzó las manos encima del escritorio.

"Uh, bueno..." respondió suavemente, con una sonrisa tentativa. "Tu madre me comentó algo sobre ello. Dijo que estaba preocupada, porque parecían estar... intensificándose."

Un rastro de desprecio cruzó esos hermosos ojos, pero no perdió su sonrisa en ningún momento.

"Entonces, ¿para que preguntar algo que ya sabes?"

La Dra. Mary captó que había tocado un nervio, incluso con su sonrisa aún presente.

Se inclinó ligeramente hacia atrás, cruzando sus dedos sobre su regazo.

"Porque quería oírlo de tu boca", respondió con calma. "Tu madre puede mencionar sus preocupaciones, pero quiero saber cómo te sientes tú. Por eso te hago las preguntas."

"Ya veo..." Noah se relajó y soltó una pequeña risa. "En lo particular, me da igual. No me molestan, solo me aburre que sean tan repetitivos."

"Interesante elección de palabra. ¿Qué es lo que hacen en esos sueños, si puedo preguntar?"

La sonrisa de Noah adquirió un tono felino y travieso.

"¿Pregunta por qué no lo sabe, o también quiere oírlo de mi boca?"

La Dra. Mary sintió un escalofrío ante la sonrisa traviesa de Noah, incluso con la belleza de su rostro era imposible no percibir el peligro implícito en sus palabras.

Tensó la mandíbula un momento, luchando con su impulso de responder con frustración, pero mantuvo un semblante tranquilo, incluso con una pequeña arruga en su frente.

"Quiero oírlo de tu boca", respondió con franqueza.

La sonrisa de Noah desapareció por una fracción de segundo antes de comenzar a explicar nuevamente sus sueños. 

La Dra. Mary escuchó con atención mientras Noah relataba sus sueños. Cada palabra era analizada cuidadosamente por su mente, incluso cuando luchaba por mantener la neutralidad.

Una sensación de inquietud comenzó a crecer en su estómago al darse cuenta de cuán recurrentes y vívidos eran los sueños de su joven paciente.

Sus ojos captaron cada cambio en sus expresiones, incluso si fuera solo por un instante, y aunque no fuera la primera vez que escuchaba esos sueños, el escalofrío en su espalda persistió. Pero mantuvo su fachada tranquila y profesional.

"Y eso sería todo", Noah se encogió de hombros con un suspiro agotado. "Entonces, dame algo que no me haga soñar tanta cosa rara y un medicamento más fuerte."

"Noah, no puedo simplemente darte un medicamento más fuerte así como así. Hay procedimientos, reglas... y tu historial médico es muy, muy delicado", explicó, su mirada pasaba entre él y los documentos en su escritorio. "Además, ya estás tomando medicamentos bastante fuertes."

"¿Delicado?" Noah ladeó ligeramente la cabeza.

"Sí", respondió con calma, apoyando los codos sobre su escritorio y cruzando los dedos frente a sí. "Noah, eres un caso especial. Tienes un historial de medicamentos que han tenido que aumentarse con el paso del tiempo, e incluso entonces, no parecen surtir el efecto deseado. Además, estás teniendo sueños cada vez más recurrentes..."

"Todo eso pone un peso adicional en tu historial médico, y no es algo que pueda tomar a la ligera. Y tu historial de... comportamiento inestable..." Su voz se desvaneció.

Se aclaró la garganta nuevamente y sacudió suavemente la cabeza. "Lo siento, eso fue inapropiado de mi parte."

La ceja de Noah se torció ligeramente.

"... ¿En qué sentido soy inestable?", preguntó con una media sonrisa. "No recuerdo haber armado nunca una escena, mucho menos ponerme agresivo con nadie más que conmigo mismo."

La Dra. Mary apretó los labios un momento, sabiendo que había hablado demasiado y había ido más allá de lo necesario y se preguntó nuevamente que estaba pasando con sigo misma hoy.

"Te pido disculpas, no era mi intención sugerir que te hayas comportado de forma inapropiada en un momento", se apresuró a decir. "Es simplemente que, con tus antecedentes, necesito ser cautelosa con la administración de medicamentos."

Se aclaró nuevamente la garganta y sonrió un poco, intentando aliviar la tensión en el aire. "Especialmente medicamentos más fuertes, como tú solicitaste."

"Pero si quieres una respuesta más clara, Noah, tus historiales médicos hablan de cierto comportamiento destructivo, tus arrebatos emocionales, la tendencia a aislarte cuando sientes emociones fuertes, decisiones impulsivas, incluso la manipulación-"

"Mary, Mary", Noah se apresuró a detenerla. "Las veces que me he encerrado es porque estaba pintando algo realmente bueno que merecía toda mi atención y tiempo, no por otra cosa. Y ni hablemos de manipulación ni de decisiones impulsivas, nunca he hecho tal cosa."

La Dra. Mary escuchó las palabras de Noah y sintió un toque de escepticismo, pero mantuvo un gesto neutral.

"Noah, creí que ya habíamos superado lo de Clarise-"

"¡Yo no tuve nada que ver con Clarise!", interrumpió nuevamente antes de soltar una risa.

"Oops, eso fue bastante inestable de mi parte", dijo con una sonrisa irónica. "Pero, sí. Yo no tuve nada que ver con el suicidio de Clarise."

La Dra. Mary se reclinó un poco en su asiento, observando como la expresión de Noah iba cambiando hasta que sus labios temblaban hasta el punto de que le costaba seguir sonriendo.

"Entre nosotros nunca hubo nada, nunca fuimos amigos, a penas y sé su nombre por todo este problema... pero... pero ella", la voz de Noah comenzó a temblar, pero se aferró a su sonrisa. "... ella decía que no podía vivir sin mí... ¿cómo puede ser eso posible?"

La Dra. Mary observó en silencio, acostumbrada a este arrebato. Podía ver que las emociones de Noah comenzaban a afectarle, a pesar de su intento de mantenerse sonriendo ante ella.

"...Entonces... entonces cuando le dije que se podía morir..." Su rostro se había puesto pálido, no de su pálido níveo normal, un pálido fantasmal mientras su sonrisa y voz temblaban "¿Cómo... cómo mierda se suponía que iba a saber que realmente se iba matar?"