Era simplemente una pequeña jaula de oro, pero seguía siendo una jaula.
Solo esperaba que su pequeño no la odiara demasiado cuando finalmente fuera lo suficientemente mayor para darse cuenta de todo.
Su amado hijo era su joya más preciosa.
No tenía permitido ensuciarse las manos, no tenía permitido salir de la jaula que con tanto esmero había preparado.
Todo lo que hiciera, cada pequeña cosa, era por su bien.
Sólo debía recordarse eso.
Cuando las terminó de afinar el instrumento en sus manos, Noah suspiró satisfecho con el sonido que se transmitía a través de sus audífonos.
Esta era una de sus partes favoritas de las mudanzas, la única en realidad.
Sea por el motivo que sea, los instrumentos siempre se desafinaban con el tiempo, y Noah, como artista empedernido, amante de la música y el arte, disfrutaba de afinar cada instrumento cada vez que se desafinaba.
El primero fue su violín, el segundo acababa de ser la guitarra.
Aunque podía ser algo tedioso afinar instrumentos tantas veces, había algo relajante en eso, algo casi hipnotizante que aliviaba su estrés. El simple y repetitivo trabajo del afinado, las mismas cuerdas, las mismas teclas que emitían los mismos sonidos, había un cierto ritmo en ello, algo casi terapéutico, mucho mejor que compartir sus problemas con esa vieja chismosa de Mary.
"Mañana debería acomodar los parches de los tambores de la batería..."
Mientras pensaba que hacer al día siguiente, Noah notó tardíamente la presencia de su madre de pie umbral de su habitación.
Noah se quitó los auriculares y le dio una sonrisa incomoda a su madre.
"¿Por qué se me queda viendo así?"
"Nada", murmuró Cassia, aún apoyada contra el marco de la puerta. "Sólo..."
Cassia intentó encontrar las palabras adecuadas, algo que expresara adecuadamente sus emociones, pero en su lugar, simplemente dejó escapar un suspiro agobiado.
"¿Sólo?", repitió Noah, notando el tono de madre.
Dejó con cuidado la guitarra en el borde su cama antes de incorporarse ligeramente.
Suspirando de nuevo, Cassia cruzó la habitación y se dejó caer pesadamente junto a su hijo, sentándose a su lado en el borde de la cama.
"Sólo... sólo estoy pensando", murmuró, y mientras lo hacía, se volvió hacia su hijo, estudiando su rostro. "Siempre acabo pensando demasiado."
"¿Mmh?"
"Es... sólo que te he extrañado", murmuró, su voz apenas un susurro.
Aunque no estaban pasando por su mejor momento ahora mismo, Noah seguía preocupándose por su madre, por lo que sus palabras lo sacaron un poco de lugar.
"No te entiendo, no he ido a ningún lado, literalmente."
La sonrisa de Cassia se tensó ligeramente en sus labios, pero intentó mantenerla en su lugar mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
"Lo sé, pero, sólo... hemos estado bastante ocupados estos días", respondió sin mucha convicción. "Tú estás poniéndote al corriente con tu nueva escuela y yo..." dudó. "Y yo, bueno, he estado haciendo lo mío."
"Supongo que sólo estoy algo sentimental hoy", murmuró, encogiéndose de hombros ligeramente. "Solo... extraño los días en que eras pequeño y no te despegabas de mí."
"¿Conseguiste algún papel?" Noah sonrió ligeramente, de manera más genuina esta vez. "Últimamente solo has estado modelando para algunas revistas, por lo que pensé ya te estabas aburriendo de la actuación."
"Oh, cariño, sabes que el modelaje es sólo una forma de pasar el tiempo", dijo con un guiño. "Aún sigo intentando conseguir algún papel que merezca la pena, pero me siguen ofreciendo papeles de adolescente o como secundaria en algunas películas."
Noah soltó una risa, divertido por la imagen de su madre actuando como una adolescente.
"Bueno, quizás sea porque te ves increíblemente joven", añadió con una sonrisa. "Ningún productor quiere desaprovechar la apariencia de una dama que se mantiene joven y hermosa."
"Ah, ¿así que sólo me quieren por mi apariencia?", bromeó Cassia, una sonrisa divertida asomándose en sus labios mientras cruzaba los brazos. "Qué desgraciada soy, ser amada por mi increíble belleza."
"Y también porque eres una magnifica actriz, joven, hermosa, y de gran talento, aunque ciertamente es una pena que solo te ofrezcan papeles de adolescente."
"Oh, cielos, Noah, sólo dices eso para halagarme", bromeó. "Pero, bueno, no puedo quejarme. Al menos aún no he sido relegada a actuar en comerciales."
Cassia se rio con una mezcla de orgullo y falsa modestia mientras se acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja, después de todo, no tenía un buen papel porque no había estado adicionando en nada y solo eran papeles que le ofrecían porque la querían en su producción sí o sí. Durante los últimos meses Cassia había estado principalmente lidiando con los creyentes de Bóreas, en las Puertas ocasionales que se abrían cerca de ella y en terminar de asimilar por completo su característica para poder intentar la Ascensión.
Cassia intentó reprimir un escalofrió ante el pensamiento de la Ascensión, la promesa de un poder mayor y de alejarse más de lo mundano era atractiva, pero también acompañados de un gran peligro y un precio no poco exigente.
Su Característica Despierta estaba a nada de asimilarse por completo, y con todas las contribuciones hechas en estos últimos meses, la Corona no le podía negar la Característica Ascendida junto con las respectivas anclas.
Si había un problema, era el tiempo que se tardaba en ser aceptada la solicitud y el test psicológico... test en el que Cassia no tenía confianza en pasar.
Era bastante problemático. Las pruebas psicológicas siempre habían servido de filtro entre los Ascendidos, ya que entre los Despertados y Ascendidos había una vulnerabilidad a la locura y la paranoia, lo que eventualmente terminaba en perder el control.
Además la ubicación del lugar donde se ponían a prueba los nuevos Ascendidos estaba malditamente lejos, y a diferencia de las veces anteriores, no podía llevar a Noah con ella, lo que la ponía en un dilema.
El no poder llevar a Noah le preocupaba, la distancia no era algo que le molestara, pero dejar a su hijo, era una de sus peores pesadillas, pero necesitaba subir de rango, necesitaba la Ascensión.
No podía aguantar más ser una Despertada de Tercer Nivel, necesitaba más poder.
La única que podía encargarse de cuidar a Noah era Clara, y aunque tenía una buena conexión con ella, eso no era suficiente para confiarle tanto tiempo a su hijo. Aunque su asistente siempre se había encargado de cuidar a su hijo de manera competente, incluso durante la niñez de Noah, solo los dejaba solos un par de horas, y cada una se había sentido tan eterna que había sido insoportable.
"Luego esta Irina..."
La maestra de física, Miss Irina Greenwood también podría ser una buena opción, podría echarle un ojo en la escuela, aunque su relación no era tan cercana como la que tenía con Clara, la conocía lo suficiente como para confiar en su juicio, después de todo, ella era una autentica Ascendida de Segundo Nivel, y más importante, sabía que Noah era un Niño Divino y fue quien la recomendó -forzó- para unirse a los Despertados bajo el gobierno de la Corona y no a uno de los Grandes Clanes.
Sus manos se apretaron inconscientemente, sus uñas se hundieron ligeramente en la palma de su mano, mientras sus pensamientos se arremolinaban en su interior. Cassia se mordió levemente el labio, aún estaba incierta, pero no tenía muchas opciones.
"Como sea", suspiró. "Aún tengo que ser aprobada, por lo que nada sirve preocuparme por eso ahora mismo."
Cassia volvió a concentrarse en su hijo, tomó otra respiración y mantuvo la sonrisa en sus labios, no quería que su hijo notara la preocupación y tensión que sentía en su interior.
"¿Y cómo la nueva escuela?", preguntó. "Las clases deben estar en un nivel bastante alto, y las asignaturas también deben de ser más específicas."
Noah se encogió ligeramente de hombros, sin pensar demasiado en la complejidad de cada asignatura.
"Nada que no pueda manejar", respondió con la barbilla ligeramente alzada y una sonrisa.
La reacción de Noah arrancó una sonrisa de Cassia y la hizo reír ligeramente.
"Vaya, que ego más grande te cargas", bromeó, dándole un leve empujón en el brazo.
"¿De dónde lo habré sacado?"
Cassia bufó y rodó los ojos al escuchar su respuesta.
En momentos como este, el no tener más parientes además de ellos mismos era realmente molesto, especialmente cuando no tenía a nadie para echarle la culpa.
"Oh, no lo sé, es un verdadero misterio", respondió con sarcasmo. "Por favor, dime que al menos estás socializando bien."
Noah soltó una pequeña risa.
Una chica que por algún motivo lo odiaba, pero que aún se mantenía a su alrededor, una bola de seguidores que parecían más interesados en oír sobre su madre y todas las chicas de su salón suspirando por él no era precisamente la idea de socializar bien.
"Primero que nada, definamos 'bien'."
Cassia enarcó ligeramente una ceja.
"Bueno, para empezar, que no estés rodeado de gente asquerosa que sólo quiere estar contigo por mí."
La sonrisa de Noah se congeló ligeramente, gesto que no pasó desapercibido para su madre.
"Bueno", soltó una pequeña tos. "Supongo que empezamos mal."
Cassia dejó caer la cabeza en una mano, mientras que la otra se frotaba las sienes.
"Oh, por favor, dime que al menos tienes unos pocos amigos verdaderos."
"Nope", negó con una sonrisa. "Ni verdaderos ni falsos, no tengo amigos, solo... eso, gente a mi alrededor."
Noah soltó una pequeña risa mezclada con resignación.
"Pero, sí, ya estoy acostumbrado a eso."
"Bien, eso es..." no sabía cómo reaccionar. "Eso no está bien, cariño, deberías tener amigos."
Noah miró a su madre con una pequeña sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.
"Está bien, no es que necesite de alguien para recordarme lo genial que soy."
Cassia sintió un puñado de emociones a penas contenidas en las palabras de su hijo, incapaz de saber que decir a hacer con él.
"Técnicamente", replicó con una sonrisa irónica, sin saber que tan real era el despliegue de autoestima de su hijo. "No necesitas amigos porque tienes una madre que te recuerda lo guapo y genial que eres."