Cuando Noah se despertó en su cama, se encontró desorientado y cubierto de sudor.
"Qué asco..." murmuró mientras se sentaba en la cama, observando con cuidado su habitación.
El lugar estaba... vacío.
"¿Allen?"
Noah buscó con la mirada, pero por más que buscaba, no logró encontrar. Bueno, por supuesto que no podría, luego de transformarse, Allen se había vuelto ridículamente grande, naturalmente no cabría en la habitación.
"¿Dónde se habrá metido?"
Cuando intentaba salir de la cama, sus piernas temblaron, e incapaces de soportar su peso, tropezó.
Noah se estrelló contra el suelo con un doloroso crujido, todo su cuerpo se sentía flácido y débil. Se incorporó con dificultad antes de apoyarse contra la cama para no volver a caer ante el temblor de sus piernas.
"¿Qué diablos?", murmuró con frustración.
Noah no era ajeno a las caídas secas, como alguien que practicaba todo tipo de deportes, estaba más que acostumbrado a tropezar o ser golpeado por error, pero esta era la primera vez que sentía que su cuerpo era tan... débil.
Incapaz de terminar sus pensamientos, sintió como algo tiraba de su estómago, como un pellizco en sus tripas. Noah se sujetó el estómago y se dobló de rodillas junto a su cama.
"Joder..." Su voz era un gruñido áspero y ronco.
Tampoco era ajeno a la sensación de arcadas antes de vomitar, pero esto era distinto, como si tuviera una especie de vórtice que succiona todo en lugar de expulsarlo.
Cada centímetro de su cuerpo estaba caliente y adormecido, incluso el roce del suelo con sus rodillas era doloroso como si la piel de sus piernas hubiera sido remplazada por concreto desnudo.
Luchando contra el intenso malestar que amenazaba, Noah intentó levantarse, pero su cuerpo seguía sin poder soportar su peso por más que intentó levantarse o incluso apoyarse contra algún elemento de la habitación.
Al final, su respiración se volvió laboriosa mientras se arrastraba hacia el balcón. Allen debía estar allí afuera.
El esfuerzo que requirió arrastrarse hacia el balcón fue impresionante, cada centímetro de su cuerpo rugía de dolor y gruesas gotas de sudor corrían por su frente como un pequeño torrente de agua.
Una vez que llegó al balcón, Noah se apoyó contra la barda, con la mano derecha sujetándose el estómago.
"¿Allen...?" murmuró con la voz débil e inestable mientras levantaba su mirada hacia el cielo con la esperanza de encontrar a su acompañante convertido en gran dragón rojo y dorado.
Pero en lugar de ser recibido por el colosal dragón, Noah solo pudo ver el cielo despejado y sin rastro de nada sobrenatural.
El silencio solo se veía roto por la pesada respiración de Noah, acompañado de un ligero quejido que salía de sus labios con cada respiración que tomaba. Su respiración era pesada y llena de dificultad, cada inhalación y exhalación era una ardua tarea. El sudor aún recorría su frente mientras intentaba reunir las fuerzas suficientes para mantenerse de pie apoyándose en la barandilla del balcón.
"Todos... ¿Allen?", llamó nuevamente, su voz débil y temblorosa.
Pero por más que intentara llamar, estaba solo.
Ningún colosal ser mitológico volando en lo alto.
"Ja... jaja..."
Sin apartar la vista del cielo, Noah comenzó a reír, pero su risa estaba lejos de ser divertida.
"¡Jajaja! ¡Por supuesto que no habría nada!", exclamó, con los ojos bien abiertos y su mano fuertemente apretada contra su estómago. "¿¡Por qué lo habría!? ¡No es más que el producto de una mente enferma!"
"¡JAJAJA! ¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH! ¡JAJAJA!"
Después de su explosión de risas, Noah se inclinó contra el balcón, su pecho subía y bajaba con cada respiración pesada, se frotó la frente con la mano, tratando de calmar el dolor de cabeza que se estaba formando. Era extraño cómo hacía tan solo unas horas él se sentía más fuerte de lo que jamás se había sentido en la vida y ahora él simplemente no podía aguantar ni el peso de su maldita ropa.
"Esto debe ser un maldito sueño..." murmuró.
La brisa fresca acarició su sudorosa frente de forma ligera, pero en lugar de hacerle reaccionar normalmente con un estremecimiento o un suspiro lleno de satisfacción, Noah se estremeció de frío.
"Mierda..." Con un último quejido, Noah sintió como su conciencia se desvanecía rápidamente.
"Tiene que ser una maldita broma..."
Noah apretó los dientes con frustración, sintiendo el sabor metálico de su sangre en su lengua mientras observaba el enorme pilar de hielo que se alzaba frente a él.
"¿¡No puedo descansar ni en mis jodidos sueños!?"
"(Te doy 100 años.)"
"¡Ya te oí!"
"(Te doy 100 años.)"
"Dije que ya te-"
"(Te doy 100 años.)"
"Oye-"
"(Te doy 100 años.)"
"Mierda, n-"
"(Te doy 100 años.)"
"Hijo de p-"
"(Te doy 100 años.)"
"(Te doy 100 años.)"
"(Te doy 100 años.)"
"(Te doy 100 años.)"
"¡AAAAAAAAAAAGGGGGGGHHHHHHHHH!"
"(Te doy 100 años.)"
***
"Eso es demasiado..." murmuró débilmente, tumbado sobre la superficie fría y acuosa del lugar incierto.
Lejos, pero de alguna manera cerca, Noah podía oír el llamado de la escalofriante y magnifica voz, recordándole que solo tenía 100 años para... bueno, para lo que fuera.
"Esto es una puta broma... 100 años, cerebro imbécil, al menos diez la decencia de inventar algo creíble", se quejó, rodando sobre su espalda, desenado tener algo con lo que arroparse en este misterioso espacio. "100 años... si tengo suerte viviré hasta los 80."
Luego de quejarse durante una cantidad desconocida de tiempo, Noah decidió que era momento de tal vez volver a estudiar cada detalle de este lugar hasta aburrirse y poder despertar.
"Bien, veamos, pilar, constelación, sol blanco, nieve... mierda, este maldito lugar esta tan vacío que es triste."
"¿Mmm?" Su mirada se detuvo por un momento en sol blanco, seguía siendo tan grande como siempre, pero de alguna manera se notaba menos brillante, opaco incluso.
"No me digas mi dolor de tripa es por tu culpa, cabronazo..." murmuró, entrecerrando los ojos con irritación. "Olvídalo en su lugar, realmente quiero acercarme a eso..."
Todas las veces que había estado en este lugar, siempre había intentado acercarse al inmenso pilar de hielo, pero por más que caminara, no parecía acercarse en lo absoluto.
"Mhn..." Un débil gemido salió de los labios de Noah cuando trataba de sentarse, su cuerpo aun sentándose pesado y sin fuerzas.
Sin embargo, lo primero que hizo fue rodar sus mangas hacia arriba de sus brazos pálidos y delgados antes de frotar sus manos y soplar ligeramente para crear pequeñas ráfagas heladas. Esto fue seguido de él apretar la mandíbula e intentar con todo su esfuerzo para ponerse de pie.
Después de unos pocos segundos, lo logro con bastante dificultad.
Tomando una serie de respiraciones temblorosas, Noah dirigió su mirada hacia el majestuoso pilar de hielo mientras presionaba levemente el estómago.
"Vamos, uno, dos, tres..." Con cada palabra que decía, intento dar un paso vacilante hacia delante.
Pero apenas pudo dar ese paso, su pierna derecha se estremeció antes de agitarse un poco, y su rodilla pasó debajo de su cuerpo, Noah se desplomó nuevamente hacia el suelo.
"Uhg... ah, mierda... ¡¡Qué demonios está mal conmigo!?"
Noah volvió a tratar de levantarse, pero sus piernas aún se sentían como gelatina inestable, lo cual no hizo nada más que enojarlo aún más. Levantó la mirada, sus ojos, cansados y nublados se posaron sobre la inalcanzable construcción.
"Por qué..." Su voz era débil y temblorosa.
"Por qué..." repitió, bajando la mirada hasta sus rodillas magulladas.
Con un suspiro pesado, Noah intentó nuevamente ponerse de pie pero sin éxito, sus piernas temblaron una vez más amenazando desvanecerse bajo su cuerpo.
"Esto es ridículo..." gruño con frustración mientras se apoyaba con las manos en el suelo
El esfuerzo que hacía era impresionante, las venas en sus brazos se notaban resaltándose mientras su piel se tornaba más pálida todavía.
"(Te doy 100 años.)"
***
Noah se despertó devuelta en su cama, se sintió acalorado y pesado como nunca lo había estado.
Observó con cuidado y confusión a su alrededor.
"¿Qué hago devuelta aquí?", murmuró, su voz inquietantemente ronca.
Noah intentó incorporarse en su lugar, pero su cuerpo le pesó demasiado como para siquiera sentarse, se desplomó nuevamente sobre su mullida almohada con un quejido.
El sudor recorría su frente en gruesas gotas como pequeños ríos, mojando sus cabellos blancos a su frente. Al intentar tomar unas cuantas bocanadas de aire, sentía como un dolor punzante oprimía su estómago y lo hacía jadear.
"Me muero..." musitó.
Nunca se había sentido así de mal en su vida.
Noah se sintió mareado, el mundo a su alrededor parecía girar y girar. Sus párpados estaban tan pesados que sentía que en cualquier momento se desmayaría nuevamente.
Su cuerpo le dolía de pies a cabeza, sentía como si todo su cuerpo estuviera en llamas, un dolor punzante recorría su garganta y su estómago, su cabeza palpitaba como si un martillo la estuviese golpeando y hacía que su visón se volviera borrosa.
En medio de su moribunda existencia, la puerta de su habitación se abrió, revelando a una pálida mujer de cabello oscuro vistiendo un largo vestido blanco.
"Ah... la parca..."
Su madre lo observaba escéptica mientras ponía los ojos en blanco.
"No seas ridículo, Noah", dijo mientras se acercaba a él y se sentaba en el costado de su cama y apoyaba la mano en su frente.
Noah cerró los ojos, pues la luz que entraba del pasillo era difícil de soportar.
"Por cierto, te encontré tirado en el balcón hace un momento, ¿a dónde querías ir?", preguntó una risa.
"Ah..."
Noah entreabrió los ojos para ver a su madre, ¿qué se supone que diga? ¿Qué estaba buscando a su dragón mascota? ¿Se lo podía si quisiera considerar una mascota?
"¿Y bien, a dónde iban de ir?", repitió, cruzando los brazos con tranquilidad, como si ella niño estuviera tratando con un pequeño desobediente.
"... ¿T-Tomar aire?"
Cassia lo observó con una ceja levantada sin creerle en lo absoluto, pero decidió no insistir, su hijo siempre había tenido algunas peculiaridades más allá de su naturaleza divina.
"Como digas, amiguito", dijo con un ligero encogimiento de hombros. "Pero siempre te digo que no te quedes hasta tarde en ese balcón, y ahora mírate, tienes fiebre".
"... ¿Ah?"
Noah hizo un gesto de sorpresa, ¿fiebre?
Cassia apoyó una mano suavemente en su frente y se inclinó un poco para ver a su hijo más de cerca.
"¿Cómo que '¿Ah?', gran tonto? No deberías de salir ahí a esta temperatura, sé que te gusta el frío pero no tanto", dijo con un tono de preocupación en su voz.
Cassia negó con la cabeza y se inclinó hacia su hijo, pasando un brazo detrás de su cabeza y acunándolo cerca suyo, sintiendo el calor de su cuerpo.
Noah soltó un pequeño suspiro y se acurrucó contra su madre, sin siquiera intentar protestar, él normalmente hubiera rechazado ese tipo de cariño, siendo un adolescente de 17 años.
Pero a pesar de ello, el toque suave de su madre, el cariñoso tono de su voz, se sintió reconfortante, y por alguna razón, hacían que su calor disminuyera.
Calor.
Noah y calor eran dos cosas que nunca habían ido juntas. Desde el momento en que nació, su piel había sido fría y sin rastro de calor, algo que le había sacado a Cassia más de un susto de muerte cuando el sujeto había sido bebe.
Y ahora, por primera vez, el tipo estaba caliente y sudando. Además, aunque se había burlado, entendió perfectamente su sorpresa, después de todo, tampoco se había enfermado nunca, aunque… confundirla, a ella, su madre, con una parca, seguía siendo bastante grosero de su parte.
Pero bueno, verlo así, con fiebre y débil por primera vez era lindo, le recordaba que su hijo seguía siendo humano, bueno, al menos la mitad de él lo era.
Por lo menos, con Noah enfermo, se quedaría en casa mientras ella organizaba las cosas para su próxima Ascensión.
Al parecer, la suerte estaba de su lado.
Esbozando una pequeña sonrisa, Cassia siguió acariciando el cabello de su hijo, enviando una delgada capa de niebla helada a su cuerpo para bajar su temperatura.