Más que una Alucinación (3)

Ring, ring.

Ring, ring.

Ring, ring.

"Hmmm... ya voy..."

Ring, ring.

"Dame un minuto..."

Ring, ring.

Ring, ring.

Clara daba vueltas en la cama mientras se cubría con la manta y se hacía un ovillo. Tenía el cuerpo reventado y aun no terminaba de recargar baterías, pero el incesante sonido de su celular no la dejaba dormir como le hubiese gustado.

Ring, ring.

"Por favor..." murmuró, negándose a abrir los ojos.

Con todas sus fuerzas tratando de ignorar el sonido que perforaba sus oídos, intentó envolverse en su manta más fuertemente, hundiéndose aún más en la acogedora comodidad de su cama.

Sin embargo, el molesto zumbido siguió insistente, retumbando en la cabeza de Clara y haciendo que un suspiro exasperado saliera de sus labios. Finalmente, tras unos momentos de lucha interna, abrió los ojos y se incorporó con un gemido.

Su visión era borrosa y parpadeó un par de veces para adaptarse a la luz matutina que entraba a través del vidrio de su ventana. Pesadamente, estiró una mano para tomar el celular que seguía vibrando sin cesar y ver la pantalla.

¿Quién más podría ser si no su explotador empleador?

Clara se pellizcó el entrecejo y humedeció sus labios con su lengua antes de contestar la llamada.

"¿Sí?"

[¿Sigues durmiendo a esta hora?]

"¿De quién crees que es la culpa de que esté tan agotada?" Clara sintió una vena palpitar en su frente, pero nunca se atrevería a expresar sus quejas en voz alta.

"Sí, creo que usar Grito de Guerra tantas veces seguidas drena mi Núcleo con demasiada velocidad", masculló, frotándose un ojo con frustración. "Pero ya estoy despierta..."

Se oyó reír a Cassia del otro lado, un sonido tan suave y melodioso que dejaría en ridículo a cualquier ruiseñor, pero la agotada Clara encontró esa bella risa exasperante y molesta, pero de nuevo, no se podía quejar en voz alta.

[Como sea, tengo otro trabajo para ti.]

Clara sintió que sus parpados se volvían más pesados ante esa declaración, pero las siguiente palabras de Cassia la dejaron confundida.

[Quiero que cuides a Noah por unas horas.]

"¿Cuidar... de Noah?"

Clara había sido relegada de esa tarea cuando el chico creció, ¿por qué tan de repente-?

[Veras, mi chico tiene fiebre, y no puedo dejarlo solo.]

Eso tampoco ayudó a calmar su confusión.

"¿Fiebre?", repitió, insegura de haber escuchado bien.

[Sí.]

"¿Quién?"

Del otro lado de la línea, Cassia rodó los ojos, ¿acaso esta tonta no le estaba prestando atención, o era que su Camino ya le estaba llenado el cerebro de músculo inútil? Pero eso no podía ser posible, Clara seguía el Camino de la Guerra Sabia, no de la Guerra Violenta.

[Mi hijo.]

"¿Tuviste otro hijo?"

[¿Quieres que te golpee, subnormal?]

El cerebro de Clara dio vueltas, tratando de procesar las palabras de Cassia.

¿Noah con fiebre? Si un chico que era literalmente mitad Dios era capaz de sucumbir a algo tan mundano, no quería ni pensar en que sería del futuro de la humanidad.

"¿Estás segura de eso?"

[Muchacha, crecí rodeada de mocosos, sé identificar un resfriado, ahora, date prisa y ven, te daré de comer.]

"No soy una mascota..." suspiró mentalmente, aunque la idea de comer algo que no sea comida instantánea ni pasta sintética de proteína sonaba atractiva.

"Está bien, está bien. Estaré ahí tan pronto como pueda."

[Bien, te espero.]

La sonrisa de Cassia se oyó a través del teléfono antes de que colgara, y Clara suspiro nuevamente antes de levantarse de la cama. Su cuerpo aún se sentía pesado por el cansancio, pero la promesa de una comida real hizo que se pusiera de pie.

Con paso lento, camino hacia el baño.

***

"¿Lo ves?"

"Sí... lo veo."

Cassia y Clara estaban de pie frente a la cama de Noah, quien hervía en fiebre y gemía mientras intentaba buscar una posición cómoda para dormir.

"Aunque tener a dos bellas mujeres viendo como retuerzo es la fantasía de muchos hombres, yo no me lo imaginaba así." Noah les dirigió una mirada resentida mientras seguía buscando comodidad.

"¿Ves?" Cassia se burló. "Ya está desvariando."

 Clara no pudo evitar sonreír brevemente ante ese comentario, aunque rápidamente volvió a fruncir el ceño con preocupación mientras se inclinaba para colocar su mano sobre la frente del chico.

"Está ardiendo."

Noah fingió una risa tímida, aunque su voz ronca lo hacía parecer cualquier cosa menos tímido.

"Tú también, cariño."

Cassia resopló antes de inclinarse y jalarle una oreja a su hijo, lo que provocó un grito ahogado de su parte y que buscara esconderse debajo de la manta.

"Hey, hey, que no se suba tanto el calor."

La preocupación de Clara se convirtió lentamente en diversión, aunque el leve matiz de cuidado por el chico que era como su hermano no desapareció. Era difícil que lo hiciera, no cuando el sudor recubría su frente y su respiración era más tan pesada y su rostro se encontraba pálido, a pesar de su herencia divina. Por primera vez, el semidiós mostró su lado humano.

"Supongo que un antibiótico no te hará nada."

Cassia y Clara bajaron para tener una charla más privada luego de dejar a Noah en su habitación a solas con su penumbra.

"Cassia", comenzó con un tono dudoso. "No soy experta... ¿pero es normal que un semidiós tenga fiebre?"

De espaldas a Clara, con la vista fija en el plato de comida que estaba sirviendo, Cassia consideró seriamente su respuesta.

"No lo sé", suspiró. "Si hubiera un libro de como criar a uno, lo habría comprado hace años y me habría ahorrada miles de sustos."

El silencio envolvió la cocina mientras la tensión se asentaba entre ambas mujeres. Tras unos minutos de silencio, Cassia volvió a suspirar, y aunque su tono trató de permanecer estable, tenía el leve rastro de duda.

"Supongo que el hecho de que tenga sangre divina no cambia el hecho de que sea humano al final del día..."

Cassia se giró con el plato de comida en manos, poniendo una expresión pensativa antes de volver a su expresión habitual y dar unos golpes en el taburete.

"Ven, come."

Clara asintió y se sentó, observando el plato frente suyo con una mezcla de interés y hambre. Los aromas que lo llenaban la hicieron darse cuenta de cuánto necesitaba un desayuno decente, y la tensión que sentía en sus mejillas y hombros empezó a disminuir por un momento.

"Cassia... ¿qué pasará si... bueno, si su fiebre no baja?", inquirió en voz baja, sin querer invocar algún mal augurio.

"Bajará", aseguró.

Ante su aparente calma, Clara sintió una leve frustración creciendo en su pecho.

"¿No te preocupa la situación?", cuestiono en voz baja mientras tomaba los cubiertos.

Cassia la miró enarcando una ceja, tenía tanto por decir, pero decidió que no era bueno descargarlo todo sobre la chica frente a ella.

"Mejorará", volvió a asegurar. "Tú solo come."

Aunque las palabras detonaban tranquilidad, Clara pudo percibir la tensión en sus hombros y la forma nerviosa en que jugueteaban sus dedos índice y pulgar.

 "Volveré en unas horas, asegúrate que todo esté en orden cuando vuelva."

Clara la observó salir de la cocina y unos segundos después, la puerta principal se cerró con fuerza.

"De acuerdo", murmuró, aunque ya había nadie para escucharla.

***

Clara miró con algo de lastima a Noah mientras le limpiaba el sudor de la frente con una trapo húmedo.

"¿Cómo sigues?", pregunto, sentándose en el borde de la cama junto a él.

Noah no respondió, no con palabras, en su lugar, soltó un gemido ahogado por su propia garganta áspera.

"Ya veo, debe ser horrible."

"¿No me va a contagiar, verdad?"

Clara dudó en seguir junto a Noah, no queriendo ser contagiada con lo que sea que fuera capaz de afectar a un semidiós. Aunque podría ser simplemente fiebre normal, también cabía la posibilidad de que fuera algo cien veces peor.

Pero verlo así, tan débil y en un estado tan humano, hizo que su corazón se apretara en su pecho y que tuviera que resistir el impulso de abrazarlo.

"Me siento horrible..."

Ese último lamentó hizo que toda su reticencia se esfumara, y no le quedó de otra que quedarse a su lado.

"Eso lo pude notar, amiguito."

"No, no solo es eso..." masculló. "Aunque tenía calor hace unos minutos, ahora tengo frio en todos lados, pero sigo sudando; tengo hambre, pero la sola idea de pensar en comida me provoca nauseas; tengo sueño, pero no puedo dormir... y"

Noah fue interrumpido por un ataque de tos, lo que hizo que Clara diera un brinco y se acercará más a él.

"¿Y?", inquirió, queriendo saber todas sus dolencias, quizás eso le daría una pista de su problema real.

"...Y" Noah tembló. "... y tengo demasiadas ganas de llorar."

Bueno, eso no es lo que esperaba escuchar.

"¿Qué?"

"No estoy triste, pero me muero por llorar."

Clara frunció las cejas con confusión, eso sonaba a resaca.

"¿Te bebiste la alacena de tu madre?"

Noah soltó una risa seguida de otro ataque de tos.

"No, no, no bebí nada", refunfuño entre molesto y divertido.

Mente y cuerpo de débil, si no era resaca, ¿qué más podría ser? Por supuesto, solo había sido algo que Clara soltó de manera imprudente y sin pensar mucho, realmente no creía que Noah fuera a beberse el licor de su madre, e incluso si lo hiciera, probablemente se necesitarían cantidades industriales para emborracharlo.

Suspirando, Clara colocó una mano sobre el pecho de Noah, sería mejor ver por sí misma.

"¿Hmh?"

El cuerpo de Noah no era como siempre, eso lo había tenido claro, pero ahora se hacía una idea de porque, aunque esa aclaración solo le formó más dudas.

Para ponerlo simple, Noah siempre rebosaba de maná sin controlar que fluía por todo su cuerpo junto con su sangre, pero ahora, todo parecía estar concentrándose en su Núcleo y consumiéndose en nada.

No estaba siendo drenado... simplemente se gastaba.

¿Pero en qué?

El Núcleo no debía consumir maná, debía generarlo, almacenarlo y enviarlo por el cuerpo.

Clara envió discretamente algo de su maná por su cuerpo para sentir mejor su situación, pero en el momento en que lo hizo, su maná dejó de ser suyo y fue atraído al Núcleo hambriento de Noah y consumido.

"¿Qué carajo-?"

Intentó enviar un poco más, asegurándose de mantener tanto control como le fuera posible, pero su maná parecía haberse convertido en una presa fácil para algo que estaba mucho más por encima de ella.

"Entonces... ¿cuánto más piensas seguir tocándome?"

La voz de Noah la sacó su profunda contemplación y la hizo quitar rápidamente su mano.

"P-Perdón..." balbuceó. "No me di cuenta..."

Noah soltó una risa y negó con la cabeza.

"No te culpo, entiendo que puede ser difícil resistirse a mí, especialmente en este estado."

Clara rodó los ojos antes de negar con la cabeza.

"Eres imposible."

Su expresión se suavizó lentamente mientras repasaba en su mente lo ocurrido y trataba de darle sentido, usando toda la capacidad de su cerebro despierto como le fuera posible, pero solo se le ocurrieron dos opciones: el Núcleo de Noah estaba intentando sanar de alguna herida o estaba alimentando algo.

Lo primero parecía imposible, un Núcleo dañado era igual a una enfermedad terminal, e incluso como semidiós, Noah no saldría con un simple resfriado, además, ¿dónde podría haberse lastimado? No, definitivamente no era eso.

Por otro lado, lo segundo era algo más posible, pero debería ser imposible para el Noah actual. ¿De dónde sacaría una mascota espiritual cuando ni siquiera sabía de la existencia de los espíritus?

Esto le llevó a pensar en lo que había estado asolando la mente de ambas mujeres en los últimos meses.

"Noah..." dudó, sin saber cómo exponer sus dudas y temores sin revelar mucho. "¿A ti... te gusta tu vida actual?"

Noah la miró confundido.

"¿De dónde viene eso?" La confusión en su rostro dio paso al pánico. "¿Tan mal estoy? ¿¡Me... me voy a morir!?"

Clara abrió los ojos como platos y se apresuró a negar con la cabeza.

"¡No! ¡Por supuesto que no!"

Noah la miró sin creerle mucho, sintiendo una sensación de frio en sus entrañas ante la profundidad de su pregunta y de todas las implicaciones posibles de esta.

¿Le gustaba su vida?

"Supongo... ¿por qué?"

Clara se mordió el interior de la mejilla ante su dudosa respuesta.

"Entonces... si en el improbable escenario de que pudieras tener otra vida, una más emocionante pero incierta, llena de aventura, pero sin un destino claro, ¿abandonarías lo que tienes actualmente?"

Todo resto de pánico desapareció de Noah, reemplazado por genuina curiosidad. Aunque era una pregunta absurda en más de un sentido, se vio considerándola seriamente.

Emocionante pero incierta.

Llena de aventura pero sin destino claro.

Sonaba a algo sacado de una novela.

Claro, Noah albergaba el deseo de algún día viajar, viajar solo, sin su madre ni Clara a su costado, conocer el mundo por su cuenta. Algo que sería posible cuando fuera adulto y por ende libre de la sobreprotección de su madre.

Pero eso no venía al caso, ¿acaso tendría que renunciar a todo solo por el deseo de un poco de libertad?

¿Pero de que quería ser libre? ¿De su madre? ¿De su sombra? ¿O del estigma de ser "Hijo de Cassia White"?

¿A qué tendría que renunciar? ¿A los lujos que lo habían rodeado desde que nació? Quizás fuera eso, pero el tono de Clara daba a entender que no se refería a algo tan banal, entonces... ¿a sus relaciones?

Otra vida significaba ser otra persona, y para ser otra persona, tendría que renunciar a quien es ahora, ¿pero quién es ahora?

Al final, no era nadie.

Por lo que su respuesta fue simple.

"No, no lo haría."

Los ojos de Clara se agrandaron al ver pequeños cristales caer de las esquinas de sus ojos.

"No tengo nada, solo a ustedes, Clara. Tú y mamá son todo lo que tengo y conozco... todo lo que es real en mi vida, y yo..." Su voz se quebró. "No soy tan valiente como para renunciar a eso por un futuro incierto."

En medio de un mundo caótico y desconocido que podría tragarlo y quitarle lo poco que tenía, cierta ave decidió por cuenta propia que era mejor quedarse en su jaula dorada.

Por supuesto, Clara no tenía idea de lo que su pregunta había provocado.