capitulo 6

El día siguiente fue tenso en la preparatoria Kurohime. La mañana estaba cargada de expectativas y rumores sobre los nuevos estudiantes de primer año. Aunque la mayoría de los estudiantes de las otras clases estaban ocupados con su rutina diaria, los miembros de la clase 1-6, a pesar de ser considerados los menos destacados, se sentían un poco más intranquilos. Entre ellos, Yoge Hagame caminaba por los pasillos con su habitual indiferencia, pero dentro de él, algo comenzaba a cocerse.

El plan que había ideado junto a Haruka Shimizu para desmantelar la fachada de Ayano Kazami ya estaba en marcha, pero Yoge sabía que las cosas nunca serían tan fáciles. Kazami no era una chica tonta. Había pasado demasiado tiempo manipulando a los demás para ser descubierta tan rápidamente. Sabía que debía estar preparada para cualquier movimiento que pudiera surgir.

"Un buen jugador siempre debe estar un paso adelante. Kazami no será la excepción," pensaba Yoge mientras se dirigía hacia su clase. Aunque su rostro era inexpresivo, su mente estaba trabajando a la velocidad de la luz, analizando cada detalle.

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En la clase 1-6, las cosas ya habían comenzado a cambiar sutilmente. Kaede Tanaka observaba desde su escritorio, sin saber mucho sobre lo que piensa Yoge, pero sintiendo una extraña atracción hacia él. Había algo en su actitud calculadora que la intrigaba, aunque aún no entendía bien qué era lo que hacía que Yoge fuera tan… diferente.

Takeshi Murata, quien solía ser conocido por su torpeza, había comenzado a ver a Yoge de una manera distinta, aunque no se atrevía a acercarse demasiado. A pesar de ser un chico que carecía de confianza, había algo en la manera en que Yoge gestionaba la situación que lo hacía sentir… pequeño. Yoge, en su quietud y distancia, parecía estar siempre por encima de todos.

Sin embargo, no todos los ojos estaban en Yoge. La atención de muchos se centraba en Ayano Kazami, quien se había mantenido en su papel de la chica perfecta, cautivando a los estudiantes con su amabilidad y simpatía. Cada palabra que decía era recibida con sonrisas y asentimientos, como si fuera un imán de carisma. Pero esta vez, había algo diferente en su comportamiento. Kazami había comenzado a percatarse de que algo no estaba bien.

Ella había notado la actitud extraña de Haruka Shimizu últimamente. Haruka no solía ser alguien que se inmiscuyera en las disputas de los demás, pero había algo en su manera de observarla que le hizo sospechar que había algo en marcha. Además, la actitud distante de Yoge Hagame, quien no se dejaba influenciar por su encanto, no le pasó desapercibida. Kazami sabía no muy bien que estaba pasando Pero no se iba a quedar con los brazos cruzados.

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En un rincón del salón, Kazami estaba sentada junto a Ryota Nishimura, quien estaba más preocupado por su teléfono que por los estudios, pero aún así era uno de los pocos que la miraba con admiración incondicional. Kazami, sin embargo, no estaba centrada en él. Su mirada se desvió hacia Haruka y Yoge, que hablaban en un rincón de la clase, con una clara intención de comunicación. No podía dejar que su fachada se derrumbara. No tan fácilmente.

Cuando Kazami observó detenidamente a Yoge, algo hizo "clic" en su mente. "No puede ser..." pensó. Sabía que Yoge no era como los demás. Había algo peculiar en su comportamiento, una calma inquietante que no era natural. ¿Qué estaba tramando él? No iba a ser tan sencillo para él derribarla. Después de todo, Kazami también tenía su propia estrategia.

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Esa misma tarde, en el área común del edificio principal, Yoge y Haruka se sentaron en una mesa alejada de los demás estudiantes, observando con atención a Kazami, quien estaba rodeada de admiradores. Cada gesto suyo parecía medido, pero Yoge ya había visto el tipo de manipulación que usaba. Era evidente para él. "Es solo cuestión de tiempo," pensó.

— Haruka, —comenzó Yoge, sin apartar la mirada de Kazami, — es hora de dar el siguiente paso.

Haruka lo miró, algo desconcertada.

— ¿Y cómo lo vamos a hacer? —preguntó, con una leve inquietud en su tono.

— Vamos a usar su misma jugada en su contra. —Yoge habló con frialdad, sabiendo que su plan no podría fallar si se ejecutaba correctamente. — Kazami necesita a sus seguidores para mantener su imagen. Pero si les damos una razón para dudar de ella, todo su castillo de cartas caerá.**

Haruka asintió lentamente, comprendiendo lo que Yoge quería hacer. A veces, la mejor manera de ganar era hacer que tu oponente se enfrentara a sus propios métodos.

Pero en ese momento, algo cambió. Kazami, al sentir que sus seguidores comenzaban a perder el interés, levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de Yoge. El contacto visual fue breve, pero cargado de tensión. Kazami no era tonta. Ella había percibido que Yoge no estaba dispuesto a seguir sus reglas, y ahora sabía que debía actuar rápidamente.

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A la mañana siguiente, durante el almuerzo, Kazami se acercó a Yoge de manera casi casual, sin mostrar ninguna emoción en su rostro, pero con una clara intención.

— Yoge Hagame, ¿verdad? —dijo ella, con una sonrisa que no llegaba a los ojos. — Me gustaría hablar contigo sobre algo importante.

Yoge, que nunca mostró ninguna expresión, simplemente la observó, sin cambiar su postura. "¿Es esta su jugada?" pensó Yoge, sintiendo que el juego había dado un giro inesperado. "Parece que Kazami está empezando a jugar sus cartas."

— Claro, —respondió Yoge, su tono frío y distante. — ¿De qué se trata?

Kazami se sentó frente a él, sin apartar su mirada. Sabía que Yoge estaba jugando su propio juego, pero ella también tenía sus recursos.

— Creo que podríamos ser… aliados. —dijo ella, sin titubear. — Después de todo, todos queremos lo mejor para esta escuela, ¿no es así?

Yoge la observó un momento, evaluando sus palabras. Sabía que esta conversación era un movimiento calculado de Kazami, pero también veía una oportunidad. La pregunta era: ¿Estaba Kazami tratando de manipularlo, o había algo más detrás de esa propuesta?

"Este juego acaba de volverse mucho más interesante," pensó Yoge mientras se cruzaba de brazos, preparándose para lo que viniera.

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Capítulo 2.1: El Plan Comienza, Pero Kazami No Es Tonta

Yoge Hagame caminaba por los pasillos de la preparatoria Kurohime con las manos en los bolsillos y su rostro inexpresivo como siempre. La tranquilidad de la mañana era engañosa; todo lo que había sucedido el día anterior aún rondaba en su mente.

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Flashback: La Propuesta de Ayano Kazami

— Yoge Hagame, ¿verdad? —dijo Ayano Kazami, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, una máscara perfecta para ocultar sus intenciones. — Me gustaría hablar contigo sobre algo importante.

Yoge la observó sin cambiar su expresión. "¿Es esta su jugada?", pensó, mientras analizaba la situación. "Parece que Kazami está empezando a jugar sus cartas."

— Claro, —respondió Yoge, con un tono frío y distante. — ¿De qué se trata?

Kazami se sentó frente a él, manteniendo su mirada fija en los ojos sin vida de Yoge. Había una sensación de incomodidad que ella trataba de disipar con su seguridad habitual.

— Creo que podríamos ser… aliados, —dijo ella, sin titubear. — Después de todo, todos queremos lo mejor para esta escuela, ¿no es así?

Yoge la observó con calma antes de responder:

— Está bien.

Kazami sonrió ampliamente, pero su expresión pronto cambió a una más retorcida.

— Bien, Hagame-kun. Pero antes de nada, ¿puedo confiar en ti?

Sin inmutarse, Yoge respondió:

— Claro, ¿acaso crees que haría algo que no fuera en tu beneficio?

Kazami pareció satisfecha, aunque su sonrisa seguía teniendo un matiz siniestro.

— Perfecto. Tenemos que acabar con Haruka Shimizu. Ella es una amenaza para mi posición.

Yoge, aún con su rostro inexpresivo, asintió.

— Déjamelo a mí. Necesito que me des tu número de celular.

Kazami lo miró fijamente antes de sonreír de nuevo.

— Por supuesto, no hay problema, Hagame-kun.

Se inclinó hacia él y, en un tono perturbador, susurró al oído:

— Si me traicionas, te arrepentirás.

Acto seguido, volvió a su actitud amable y entregó su contacto con una sonrisa tierna.

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De vuelta al presente

Mientras caminaba, Yoge sacó su celular del bolsillo izquierdo y observó el contacto de Ayano Kazami. Su plan estaba avanzando, pero sabía que Kazami no sería fácil de manejar. Justo en ese momento, Haruka Shimizu apareció frente a él.

— Yoge Hagame, —dijo con determinación. — ¿Cuándo empezaremos a avanzar con el plan para detener a Ayano Kazami?

Sin cambiar su expresión, Yoge respondió:

— Esta noche. Te diré lo que tenemos que hacer. Necesito tu número de celular.

Haruka lo miró con un poco de desconfianza, pero finalmente aceptó.

— Está bien, Hagame. Te veré luego.

Sin más, se alejó, mientras Yoge permanecía inmóvil, observándola desaparecer en la distancia.

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El almuerzo:

Durante el almuerzo, Yoge estaba sentado solo, comiendo tranquilamente. Su rostro seguía siendo una máscara inexpresiva, como si nada en el mundo pudiera alterarlo. De repente, Ayano Kazami apareció con su bandeja y una sonrisa encantadora.

— ¿Puedo sentarme contigo? —preguntó con amabilidad.

Yoge asintió, sin molestarse en responder verbalmente.

— Bien, tengo un plan para enterrar a Haruka Shimizu, y es...

Antes de que pudiera continuar, Yoge la interrumpió:

— Me he percatado de algo, Kazami-san.

Ella levantó una ceja, interesada, y sonrió sutilmente.

— Dime más...

— Shimizu quiere hacer que te expulsen. He escuchado que tu personalidad no le agrada para nada. Además, a mí tampoco me agrada su actitud egocéntrica.

Kazami sonrió ampliamente.

— Veo que pensamos igual, Hagame-kun.

Yoge, con su rostro inexpresivo, preguntó:

— ¿Quieres vengarte?

Ella se inclinó hacia él y le susurró al oído, con un tono lleno de veneno:

— Quiero expulsar a esa perra de aquí.

En ese momento, un chico alto y robusto apareció junto a la mesa. Llevaba una sonrisa confiada mientras se dirigía a Kazami.

— Mi amor, ¿y este chico?

Kazami se giró hacia él con una sonrisa dulce.

— Oh, no te preocupes, Ryu. Es solo un amigo.

Se acercó a Ryu Mitsubishi y le susurró algo al oído:

— Nos ayudará a expulsar a esa perra.

Ryu la miró, evaluando la situación, antes de asentir.

— Está bien, Ayano.

Yoge continuó comiendo sin inmutarse, pero decidió hablar.

— ¿Es tu novio?

Kazami lo miró con una sonrisa despreocupada.

— Sí, Hagame-kun. Él es Ryu Mitsubishi.

Ryu lo observó con algo de burla.

— ¿En serio este tipo melancólico nos ayudará con Shimizu?

Kazami se rió un poco.

— Claro que sí. Aunque no lo parezca, Hagame-kun tiene información valiosa.

Ryu, aún algo burlón, extendió su mano hacia Yoge.

— Un gusto, Hagame. Soy Ryu Mitsubishi, de la clase 1-5. Soy el líder de mi clase.

Yoge lo miró con calma y respondió:

— El placer es mío, Mitsubishi. Soy Yoge Hagame, de la clase 1-6.

Mientras tanto, Yoge pensaba: "Con que Kazami sale con el líder de la clase 1-5... esto me será útil."

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Esa misma noche:

Esa misma noche, Yoge estaba en su habitación del departamento que la escuela le había asignado. Revisó el contacto de Haruka Shimizu en su teléfono y decidió llamarla. Mientras tanto, en otro edificio, Haruka estaba peinándose cuando recibió una llamada de un número desconocido.

Con el ceño fruncido, respondió.

— ¿Hagame?

La voz tranquila de Yoge se escuchó al otro lado.

— Shimizu, necesito que vayas al callejón al lado de la preparatoria. Te veré allí.

— ¿Por qué? —preguntó Haruka, desconcertada.

Sin responder, Yoge cortó la llamada. Haruka suspiró, aún desconfiando, pero finalmente decidió prepararse y salir.

Continuará...

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