Dentro de las tierras del sur de Iberia, el sol brillaba sobre la ciudad de Granada. Después de siglos de guerra en Iberia con el objetivo de reconquistar la región bajo Control Católico, los Moros habían demostrado ser victoriosos. Tal hazaña era imposible sin la masiva ayuda militar proporcionada por el Imperio Alemán y las Intrigas de su Kaisar. Este era un hecho reconocido no solo por el joven Sultán del recién reformado Al-Ándalus, sino también por las personas que habitaban en las tierras. Los Moros aclamaban el nombre de Berengar como si fuera un héroe, mientras que los Ibéricos Católicos lo maldecían a la condenación con sus oraciones maliciosas a un Dios ausente.