Larga vida al Sultán

En los días que siguieron a la desastrosa invasión marroquí de Granada, la Inteligencia Imperial Alemana estaba trabajando horas extras, tratando de ocultar la magnitud de lo caótico que se había vuelto la Ibérica. Si el Papado se diera cuenta de que Hasan estaba muerto, inmediatamente comenzarían a causar problemas en la región.

Después de todo, aunque Hasan y Berengar habían declarado el fin de la Reconquista, la Iglesia misma no había renunciado a sus ambiciones políticas en la región. Simplemente estaban esperando su momento y fomentando el descontento entre los cristianos que vivían allí.

En los días siguientes, Berengar, Adelbrand y el joven Ghazi zarparon hacia la Ibérica. Se desplegaron rápidamente, con una pequeña cantidad de la Guardia Imperial junto a ellos. Aunque la Tercera y la Quinta Divisiones del Ejército Imperial Alemán se desplegarían en la Ibérica en las próximas semanas, Berengar necesitaba establecer el control lo más rápido posible.