¿Mi tesoro?!

—Ahora que lo pienso... ke ke ke... ¡tengo que encargarme de todos ustedes! —exclamó el elfo con malicia.

—¿Ustedes, alimañas, se atrevieron a huir de mí, verdad?

—Entonces, ¿a quién debo atender primero?

—Hmmmm... hmmm... hmm... —El elfo soltó una risita maliciosa, lamiendo su daga.

Luego empezó a caminar alrededor de todos ellos, evaluando y eligiendo a la afortunada persona que sería su próxima presa.

Arrastró todos los cuerpos y los colocó en fila frente a él.

Entre los 7 miembros restantes del grupo, había un joven, aparentemente de la misma edad que Liam y también delgado como él antes.

Él era el que más temblaba.

El elfo oscuro lo agarró del cuello, mientras la persona pateaba y gritaba débilmente.

Tomó su daga y en un movimiento rápido, cortó... no, estaba a punto de cortarlo pero se detuvo.

El filo rozó la piel dejando caer la sangre, pero el elfo dejó a la persona intacta.