Leonel se despertó, un largo bostezo escapándose de sus labios. Aunque no durmió tanto como hubiera querido, fue suficiente para recuperar algo de su energía, al menos.
Miró el techo en blanco, preguntándose cuál debería ser su próximo curso de acción.
Después de un rato sin llegar a ninguna conclusión, arrastró su cuerpo hacia la piscina en la Configuración de Morada, se quitó la ropa y saltó dentro. Antes de darse cuenta de lo que sucedía, ya se había quedado dormido otra vez.
Cuando despertó una vez más, sonrió con amargura para sí mismo. Parecía que sus pensamientos de adelantarse en estos asuntos podrían tirarse por la ventana ahora. No estaba seguro de cuánto tiempo había estado dormido, pero definitivamente habían pasado al menos un día, tal vez dos.
Con un suspiro, se levantó y se estiró. Uno esperaría que su piel estuviera un poco arrugada después de permanecer tanto tiempo en el agua. Pero, parecía que esta agua era bastante especial.
«¿Qué hacer… qué hacer…»