La idea de que alguien se enfrentara al mundo parecía algo grandioso y valiente de hacer. Solo pensarlo hacía hervir la sangre de uno. Tal vez había pocas otras cosas que pudieran provocar el orgullo de una persona más que esto. Sin embargo, ¿qué pasaría si la persona a cargo de algo así fuera solo una niña de apenas diez años? ¿Y si ella fuera objeto del silencio de todos los hombres y mujeres más poderosos de un Reino, todos los cuales la miraban hacia abajo con expresiones diversas… Sorpresa… Aprensión… Desdén…