La flecha de Leonel perforó seis cráneos mientras la espada de Aina partía al explorador líder en dos.
Leonel saltó al suelo, la tierra se movía debajo de su pesada caída.
—Funcionó bien —dijo Aina—. Pero, todavía tiene algunas fallas.
Leonel asintió en acuerdo.
—Un explorador más inteligente se habría dado cuenta de que no podían oír nada mucho más rápido. Tuvimos suerte esta vez porque este está acostumbrado a tener su audición comprometida, pero no necesariamente volverá a suceder.
Con la forma en que él y Aina se abrían paso en el bosque, no importaba cuán ligeros fueran sus pasos, era imposible para ellos no haber hecho ni un solo sonido. Un explorador más inteligente se habría dado cuenta rápidamente de que la barrera que Leonel erigió podría bloquear tanto sus bengalas de señal como cualquier sonido que hicieran.