María

Al escuchar esto, la primera criada miró a las demás quienes asintieron con miradas soñadoras en sus ojos. Esto la tranquilizó. Había pensado que ella era la rara por pensar en hacerlo con Max.

La criada mayor la miró y sonriendo le preguntó:

—Ahora dime, chica, tú también sientes lo mismo, ¿verdad?

La primera criada, María, se sonrojó pero al ver que ellas lo confesaron delante de ella, también asintió:

—S-Sí.

La criada mayor sonrió y susurró:

—¿Quieres hacerlo con él?

María dudó un poco pero finalmente asintió con la cabeza:

—Sí. Quiero. Estoy segura de que tú también quieres, ¿verdad? —Luego suspiró y pensó, «Pero no es posible ya que él es el invitado de honor del señor de la ciudad mientras que nosotras somos solo criadas ordinarias.»

La criada mayor no respondió a su pregunta pero en cambio preguntó:

—¿Estás pensando que no es posible porque somos criadas humildes?