—No seas tímida. Déjame verlo —Max le sonrió y usó sus manos para separar sus piernas, revelando su coño rosado.
Max casi no pudo contenerse y quiso meter su miembro en cuanto lo vio. Sin embargo, se contuvo.
Leticia se sintió tan avergonzada tendida allí con las piernas abiertas que no podía mirarlo a los ojos y desvió la mirada hacia un lado y dijo:
—¿Vas a quedarte mirando?
—No —Max sonrió y se lamió los labios y se inclinó para besarla. Al mismo tiempo, metió dos de sus dedos en su coño y empezó a moverlos de adentro hacia afuera y usó su pulgar para frotar su clítoris, haciendo que se retorciera y gimiera como loca.
Mm~ Haan~ Nng~
Después de besarla, bajó a su pecho. Usó su mano libre y comenzó a apretar y acariciar sus pechos que, aunque no tan grandes y suaves como los de Rima o Belen, aún eran muy buenos para jugar.