Seduciendo a Anna con un regalo

Max había informado que no podían encontrar a Rima. Esto la preocupaba porque sabía que si la academia enviaba más grupos de búsqueda por ella, su mentira podría ser descubierta, y si eso sucedía, la academia seguramente los castigaría por su transgresión.

Al ver la preocupada expresión de Leticia, Max suspiró ligeramente antes de decir —No te preocupes por eso. Esta fue la mejor elección.

—¿Cómo?

—Porque Rima me había dicho que aún no quiere perder su identidad de discípula de la academia de nubes.

—¿Hm? —Leticia levantó sus delgadas cejas en confusión, pero después de pensar un momento, entendió lo que él quería decir.

Cada academia o institución tenía una regla que decía que los discípulos no estaban autorizados a permanecer fuera de la academia más de un día sin el permiso de la academia.

Si alguien rompiera esta regla sin una razón suficientemente buena, la academia los castigaría reduciendo sus recursos o multándolos con piedras de Mana o, en casos peores, los expulsaría.