—¡Kya~ Tómalo con calma! —Rima gritó mientras correspondía a sus feroces besos. Tenía una gran sonrisa satisfecha en su rostro.
Max detuvo su ataque a sus labios, miró en sus hipnóticos ojos y dijo:
—Dije que te extrañé, mi amor.
Los ojos de Rima se agrandaron de sorpresa al escuchar esto, y luego se humedecieron con lágrimas.
Al ver esto, Max se sintió un poco desconcertado.
—Hey, ¿por qué estás llorando?
—Mm. —Rima sacudió la cabeza—. Estoy feliz. Estoy feliz de estar contigo —dijo y colocó sus suaves y jugosos labios sobre los de él y comenzó a besar.
Ahora mismo estaban en la cama con Max encima de ella. Max acunó su rostro tan suavemente como pudo y comenzó a corresponder con pasión. Su lengua salió de su boca y comenzó a lamer sus labios sabrosos y luego entró en su boca para encontrar a su amado.
Rima no dudó y rápidamente movió su jugosa lengua para encontrarse con el intruso. Ambos chupando, masajeando y entrelazándose en un baile sensual entre ellos.