Punto de Vista de Tercera Persona:
—Oh sí. Ya que pronto vas a morir, déjame contarte un secreto, ¡un secreto interesante! ¿Sabes quién soy? —preguntó ella con una risa y Giselle negó con la cabeza.
Ella chasqueó los dedos y cambió a la cara que Giselle no esperaba.
—¿Erica?! ¿Estuviste en el lugar de Erica todo este tiempo? —Giselle preguntó, sus ojos estaban tan abiertos como una luna llena. No podía creer que esta chica engañara a Riven toda su vida.
—Sí, lo estaba —Ira volvió a su forma original y respondió.
—¡Estabas jugando con los sentimientos de Riven, perra! —Giselle gruñó de rabia e intentó liberarse pero la cadena de plata la mantenía atada en su lugar.
Estaba confundida sobre por qué la cadena de plata no le quemaba la piel.
«¿También me pusieron un hechizo de barrera?», pensó Giselle, desconcertada. Pasó toda su infancia con Natalia. Por lo tanto, no era una sorpresa que conociera los nombres de los hechizos comunes.