Samael estaba junto a la cama de Dao CC y la miraba. Ella estaba sudando profusamente, aferrándose firmemente a la sábana.
—Lo siento —murmuró mientras limpiaba la frente de la niña con el dorso de su mano—. Lilou se va a sentir desconsolada cuando sepa que está involucrada en todo esto.
Sus ojos se suavizaron, sabiendo el cariño de Lilou por los niños. Puede que no lo supiera o, más bien, Lilou estaba tan cegada por su obsesión hacia Esteban y su manipulación, que hizo la vista gorda sobre a dónde llevarían todos estos experimentos.
—¿CC es? —Samael inclinó la cabeza cuando Dao CC abrió débilmente los ojos y llamó suavemente—, ¿milord?
Él ofreció una débil sonrisa. —Cc, no mueras —Samael se pinchó la yema del dedo y exprimió una gota en los labios de la niña.