La clase se quedó en un silencio mortal, todos congelados en su lugar mientras presenciaban las consecuencias.
Jessica, todavía aturdida por el golpe, miró a su alrededor, esperando que alguien interviniera en su defensa. Pero nadie se movió.
La sonrisa burlona de Sophie se desvaneció ligeramente al darse cuenta de que las tornas habían cambiado, mientras el miedo de Jessica brillaba en sus ojos, sabiendo que este no era el resultado que había esperado.
Justo a tiempo, el profesor irrumpió en la sala y vio el alboroto.
—¿Qué está pasando aquí?
—¡Profesor! ¡Eve me golpeó! —exclamó Jessica inmediatamente, su voz temblaba con falsa inocencia mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
La profesora jadeó cuando notó la sangre que goteaba de la nariz de Jessica. Su rostro se retorció en una mezcla de shock e incredulidad.