Rompiendo la Corona

Jessica y su séquito se reían detrás de ella, como si estuvieran audicionando para un papel de villana en algún mal drama adolescente. Podía sentir sus ojos sobre mí, ansiosos por una reacción.

Encaré su mirada con calma. —Jessica, quizá quieras reconsiderar con quién buscas pelea hoy. No estoy de humor.

Ella arqueó una ceja, claramente no afectada por mis palabras. —¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer? ¿Llorar? ¿Quizá rogar por migajas como hiciste cuando Sinclair te encontró?

Sus palabras eran afiladas, pero no cortaron tan hondo como ella pretendía. Sonreí con ironía. —Es gracioso que pienses que sabes todo sobre mí. Debe ser agotador, mantener la cuenta de quién está por debajo de ti todos los días.

Jessica cruzó los brazos, su postura desprendiendo superioridad. —Por favor. Apenas vales mi tiempo, pero ahora que ya no eres la 'Señorita Rosette' que fingías ser, pensé en darte una dosis de realidad. No eres nada.