—Iraya, solo es comida. No tienes que ser tan dramática —dijo Kylie con un atisbo de irritación—. Además, ¿no es Jason quien va a pagar de todos modos?
—No entiendo qué te pasa hoy, pero más te vale solucionarlo —siseó Jason, acercándose para que solo yo pudiera oír—. ¿Quieres que todos piensen que estás loca? ¿Es eso lo que quieres?
—Lo que quiero —dije lentamente— es que dejes de pretender ser alguien que no eres. Pero ambos sabemos que eso nunca va a pasar.
—Voy por el almuerzo —dije alegremente, como si nada hubiera pasado, antes de que Jason pudiera hablar, me levanté, forzando una sonrisa brillante hacia los dos.
—¡Gracias, Iraya! Te lo reembolsaré cuando vuelvas —dijo Kylie, su tono rezumando una sinceridad ensayada, la cara se iluminó, su sonrisa amplia y dulce.