Una bofetada que sacudió los pasillos

—¡Basta ya!

El sonido de pasos apresurados resonó por el pasillo, y el grupo se dispersó como animales asustados. Daniel se desplomó contra los casilleros, sujetándose las costillas y respirando entrecortadamente.

A través de su visión borrosa, vio a una mujer corriendo hacia él, su expresión una mezcla de shock y preocupación.

—¡Daniel! ¿Estás bien? —preguntó ella, arrodillándose a su lado.

Él no respondió de inmediato, su pecho subiendo y bajando mientras intentaba recuperar el aliento. Finalmente, levantó la vista y vio, nada menos que a Lina Fay.

—Estoy bien —dijo él con voz ronca, aunque el dolor en su cuerpo contaba una historia diferente.

Los tacones agudos de Lina resonaron contra el suelo pulido del pasillo mientras se acercaba, su mirada se estrechaba al grupo de chicos rodeando a Daniel. Su presencia sola era suficiente para hacerlos tensarse, su bravuconería anterior marchitándose bajo su mirada penetrante.